La fiesta de la diva de los almuerzos fue a puro lujo, pero también con una fuerte polémica, ya que motivó el repudio de los empelados del teatro por el “uso indebido” de las instalaciones.
La conductora se sentó en su mesa, armada en uno de los salones, junto al jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, y a otros funcionarios porteños.
Los trabajadores expresaron en un comunicado su oposición "de ningún modo recae sobre la Sra. Mirtha Legrand o sobre el ciclo que ella conduce, sobre los que no emitimos juicio de valor o comentario alguno". "Sí expresamos vivamente nuestro repudio a la actitud de la autoridades del Ente Autárquico Teatro Colón: García Caffi, Freda, Figueras y Urdapilleta, del Ministro de Cultura de la C.A.B.A.: Hernán Lombardi y del mismo Jefe de Gobierno: Mauricio Macri por autorizar y promover el uso indebido y el abuso de un bien público, con fines que en nada se asimilan a la función y misión de la Institución", advirtieron.
El teatro Colón es de todos, pero si cada personalidad, y porque no ciudadano lo va a usar como centro de fiestas y celebraciones, se pierde el respeto a la "cultura".
Es un teatro no un salón de fiestas.
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