El amor en el siglo el siglo XXI se proclama en 140 caracteres

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Las redes sociales y la pérdida de lo íntimo como valor han matado el género epistolar. Aunque la escena de un joven escribiendo y abollando hojas a medio empezar haya quedado congelada del siglo XIX, la costumbre de enviar mensajes nunca morirá mientras existan enamorados. "Los géneros narrativos se han ido modificando con las nuevas tecnologías, ahora están los emails de amor o los mensajes de amor por celular", explica Denise León, doctora en Letras. Ya sea con algún dispositivo tecnológico, con un aviso en el diario o con un pasacalle, la idea es la misma: exteriorizar los sentimientos, hacerle saber a la otra persona cuanto la amamos. "Al ser humano le produce placer hablar de sus sentimientos, incluso si no son correspondidos", agrega. Si es posible, se echará mano a alguna frase súper repetida al estilo: "no puedo respirar si no estoy con vos", "sos lo mejor que me pasó en la vida" o "te amo como nunca amé a nadie". Listo, 25 caracteres. En un sondeo de opinión de LA GACETA, el 71% de los lectores confesó que no escribió ninguna carta de amor en los últimos 12 meses. ¿Qué es lo que los frena? El 28% de los consultados dijo que temen no poder describir con palabras lo que realmente sienten. La segunda causa es el miedo a que se rían de ellos. Sin embargo, todavía subsisten algunos románticos nostálgicos que por nada del mundo cambiarían el placer que les genera escribir. "Mi novia viajó 10 días. Como llamarnos no era suficiente, le pedí que me dijera una palabra por día. Con esa palabra yo escribía un cuento. Cuando volvió le regalé un libro con los 10 cuentos; yo mismo hice un diseño y lo mandé a una imprenta", cuenta Álvaro Martínez. El molde cultural "El discurso amoroso siempre incluye la idea del alma, del corazón, de la entrega de uno mismo como un regalo", añade Denise. Pero no sólo eso, generalmente, cuando pensamos el amor, lo vinculamos con el color rojo, con el fuego, con el calor. A nadie se le ocurriría recortar en cartulina una nube celeste o una estrella amarilla para enviársela a la persona amada. El amor es un corazón rojo, cuanto más intenso, mejor. "Se trata de una convención, de un modelo cultural. Lo que creemos que es más íntimo, en realidad, está atravesado por lo social. El hombre ama de acuerdo a ciertas convenciones", comenta Denise. Todo lo que se escribe va moldeando nuestra idea de qué es el amor: la comedias románticas, las historias que nos contaron, las canciones, los poemas de Pablo Neruda. No es casualidad que los mensajes más apasionados se escriban durante los primeros meses de iniciada una relación. Uno idealiza, imagina y se enamora de una idea romántica de lo que uno cree que es el otro. Eso explica por qué después de pasada la etapa de la pasión (que algunos estudios dicen que dura seis meses) la realidad resulte muy diferente a lo que imaginamos. En la historia En su libro "La intimidad como espectáculo", la doctora en Salud Colectiva y antropóloga, Paula Sibilia explica que las cartas tuvieron su apogeo a fines del siglo XVIII y a lo largo del XIX. La publicación del libro de Goethe, "Los sufrimientos del joven Werther", en 1774, marcó un hito en el desarrollo de éste género. La historia era narrada íntegramente en formato epistolar. La autora destaca que este libro motivó la imitación en millares de misivas de enamorados anónimos, pero también una oleada de suicidios en Europa. En los cuerpos siempre encontraban una última carta de amor. Al igual que los diarios íntimos, esta forma de escritura - explica Sibilia- recreó la confesión íntima y cotidiana. Las cosas cambian en el siglo XX. El diario íntimo y la carta van muriendo; y sus sucedáneos, el blog, el e mail, facebook, twitter, marcan que el mensaje que antes era íntimo ahora se expone sin rubores; en fotos, en el muro de Facebook, en un pasacalles. En el sigo XXI, 140 caracteres bastan para expresar todo el amor. Fuente: lagaceta.com.ar