«Himno de Batalla de la Madre Tigre»

Estoy convencida de que nadie que haya leido hasta aquí es una 'madre china', o dicho de otra manera, nadie pone en práctica el método educativo que la escritora Amy Chua recomienda como el único para lograr hijos exitosos y brillantes. Chua, nacida en Chicago de padres chinos que emigraron a EEUU en la década de los sesenta, es profesora de derecho en la Universidad de Yale y puede que en este momento la mujer más criticada de EEUU tras la publicación de su libro 'Himno de Batalla de la Madre Tigre'. Y es que la primera aproximación al volumen es de rechazo. Y la segunda. Puede que incluso la tercera, si se ha perseverado hasta ese intento. Pero una vez leído el libro, de la primera a la última página -no las críticas sobre el libro, no las reseñas que se quedan en la -falsa- polémica-, se abre el espacio para entender las razones de Chua: miedo al declive."Existe un antiguo proverbio chino que dice que la prosperidad nunca dura más de tres generaciones". Pues bien, eso es lo que más teme Chua. La generación que emigró -sus padres- lo hizo sin un centavo; trabajó duro y lo invirtió todo en la educación y el futuro de sus hijos. La siguiente generación -la de Chua-, la primera en nacer en EEUU, logró acceder a una universidad prestigiosa y superó el nivel de vida de sus padres, básicamente porque sus progenitores ya les dieron mucho hecho. La tercera generación -la de las hijas de Chua, Sophia -17- y Lulu -15-, ha nacido dentro del confort de la clase media alta y no ha tenido que luchar por nada. Lo da todo por hecho. ¿Os suena conocido? Para mí esa es la clave del libro de Chua. La necesidad casi vital de ser mejor cada día sabiendo de donde se viene. Otro tema es la manera en la que Chua decide lograr su objetivo. Yo no estoy preocupada. No puede pasarme. Porque para eso hay que ser una 'madre china'. En el proceso de crear personas de éxito, Chua arrancó de cuajo de la vida de sus hijas todo divertimento. "¿Qué es eso de que hay que darle a los niños la libertad para que busquen lo que les apasiona?", se pregunta Chua en uno de los capítulos. "Los padres occidentales creen en las elecciones; los chinos, no". Se acabaron los mimos y la comprensión. Puño de hierro, recomienda Chua, cuyo libro no es una guía de pedagogía sino más bien unas memorias en las que, al final, es capaz de reconocer que no todo lo hizo de la mejor manera. "Esta es una historia sobre una madre, dos hijas y dos perros. Esta historia se suponía que tenía que haber sido una historia sobre cómo los padres chinos son mejores que los padres occidentales a la hora de criar hijos. Y sin embargo, me ha salido una historia del choque amargo entre culturas [Chua está casada con un judío norteamericano], con un frugal sabor a gloria, sobre cómo recibí una lección de humildad de una niña de 13 años". "Lo que los padres chinos entienden es que nada es divertido hasta que uno lo hace bien. Para ser bueno en algo hay que trabajar y los niños por sí mismos nunca quieren trabajar, por eso es crucial ignorar sus preferencias", explica Chua, quién amenazó a su hija mayor con donar su casita de muñecas al Ejército de Salvación o con quemarle todos sus peluches si no lograba ejecutar a la perfección una pieza al piano. Chua admite haber llamado a sus niñas 'basura', 'patéticas', 'vagas' o 'cobardes' con el fin último de motivarlas, nunca insultarlas, aunque en EEUU le llueven todo tipo de calificativos, 'torturadora' entre ellos. Dice Chua, que una 'madre china' nunca teme ser odiada por sus hijos porque siente que ella sabe lo que es mejor para ellos y por eso no se ablanda ante sus deseos. ¿Quién sabe? ¿Rugir o acariciar? ¿Las dos? Sólo se que intento evitar los movimientos pendulares que hoy dicen que lo mejor es amamantar pero que mañana dirán que era un error; las teorías que nos animan a estimular con juegos a nuestros hijos y no a aprenderse a los reyes Godos -yo sólo me se Favila, y por aquello del oso...- Sigo apostando por el sentido común. Aunque cada día tenga que reconocer que es el menos común de los sentidos. Si dejas a tu hijo hacer una de las siguientes diez cosas, definitivamente no eres una 'madre china' y mucho menos una 'madre tigre' -Dormir fuera de casa. -Asistir a 'playdates' con otros niños (reuniones). -Participar en una obra de teatro del colegio. -Protestar por no estar en una obra de teatro del colegio. -Ver la televisión o jugar en el ordenador. -Elegir sus propias actividades extracurriculares. -Sacar una nota por debajo del sobresaliente (A). -No ser el número uno en todas las asignaturas (excepto gimnasia y teatro). -Tocar un instrumento que no sea el violín o el piano. -No tocar el piano o el violín.

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