Ser soltera un sábado a la noche

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Sábado a la noche en Rosario City ¡¡¡¡Wowww suena a tiremos la casa por el balcón!! Pero es más parecido a ¡¡¡saltemos todos juntos por el balcón y terminemos con este padecer!!! Porque lo digo, es muy simple. Llega la noche del sábado…después de un viernes alfa, y las chicas tenemos ganas de salir, entonces comenzamos a organizarnos para la ocasión. El entusiasmo se acaparó del grupo de amigas de salidas (formado por las solteras que vamos quedando y que nos va juntando la noche). ¡Qué emoción yupi yupi…vamos a salir, para hacer lo mismo de siempre!!! La euforia es embriagadora. En un clan de “amigas bolicheras” todas cumplimos un rol, por ejemplo esta “la optimista” siempre convencida de que esa es la noche donde va a conocer a ese hombre que tanto espera. “La conformista” que sale porque salen todas, y no tiene nada que hacer, encima no tiene grandes expectativas de lo que pueda ocurrir, esta siempre lista para arrancar. “La mala onda total” que nunca se sabe para qué carajo sale, si desde el vamos todo está mal y pinta peor. Con cara de pocos amigos ahuyenta los pocos muchachos dispuesto a charla, y para colmo siempre es la que tiene el auto disponible. “La gamba” siempre está la amiga que te hace pata en las buenas y en las malas, sale con la mejor onda, y se pasea por la noche saludando a todo el mundo. “La salidora compulsiva” que se parece al conejo de las pilas duracell, que anda y anda sin parar, que no sabe que existen otras maneras de pasar el tiempo o divertirse que no sea la de ir al “Boliche”, para no conocer a nadie, pero ella sale… “La toco y me voy” sale para decir que salió, da una vuelta y a la hora aproximadamente. Ya toma el camino de vuelta y se va a dormir. “La difícil” esta sale de vez en cuando, pero cuando lo hace es con ganas, buena onda y lo que más le gusta es la salida en sí y no el conocer a alguien. En un grupo de varones todos son parejos. En lo único que se diferencian: que siempre está el que es un ganador,  después todos son más o menos iguales  los clásicos “moscas zumbadoras que merodean en la noche”… quieren a todas, pero no consiguen ninguna. Ellos también salen en grupo, pasean por él boliche con vaso en mano y con actitud “si acá estoy” (lastima que solo ellos lo notan) Pero bueno tanto las chicas y los chicos organizan su salida. -Los hombres primero hacen la previa (un asado o tomar alcohol en forma desmedida). -Las mujeres hacemos la espera, aburriéndonos como hongos, sin saber que hacer esperando la hora, mientras nos agarra sueño. Llegó el momento de arrancar Es la hora de salir “ambos sexos picamos hacia el lugar elegido” (Que seguramente es el mismo del fin de semana anterior y del próximo y así sucesivamente) Una vez ahí en el boliche,  las escenas comienzan a repetirse, las mismas historias, la misma gente, los mismos comentarios de siempre, la bolupregunta de la noche ¿Quién está? (obviamente el mismo o la misma de siempre)… Y comienza la circulación por el “Boliche “o “Bar”… (Hacer el surco) vamos y venimos, Venimos y vamos, hasta se encuentra el lugar para acampar, y tomar posesión del mismo. Todo lo que va sucediendo a lo largo de la noche sirve para ponernos a casi todos en un lugar común y nos lleva a una ineludible conclusión. “No está siendo fácil conseguir una pareja a los 30 y tantos, 40 y48…. Pero acá está la diferencia donde aparece “el qui de la cuestión” El hombre... ¿hombre? …digamos el masculino; vive distinta la soltería. Y que ninguno me vengan con que “que vuelvan los lentos” porque si es así a todas se nos escapo la tortuga... -En esta caravana del amor nosotras ponemos ilusión y ellos inmadurez y alcohol. -Las mujeres solteras ya tenemos madurez, título universitario bajo el brazo; buen trabajo, vivimos solas hace tiempo, somos independientes. Todas trabajamos como condenadas, nos arrancamos el cerebro tratando de progresar, llegamos a casa reventadas y ahí seguimos con la visita obligada al súper, al gym y eventualmente hacemos tareas menos femeninas pero que hay que hacer, como la plomería o la carpintería y hasta pequeños trabajos de electricidad. En fin tenemos lo que se dice la “vida bastante organizada… sin un hombre” Pero la realidad es que si bien sabemos estar solas, cuando a llega la noche… la soledad aparece, y las cosas se complican bastante. Los chicos de nuestra edad parecen estar aún enganchados en el jardín de infantes, salen en patotas, pero cada uno con su auto, con celular pegado a la mano, todos parecen unos verdaderos adultescentes de 45… y tanto,  que no se dan cuenta del paso del tiempo. La salida en si Estamos en boliche. Se nos acercan unos chicos…Hasta acá vamos bien. Luego comienza la charla con las mismas preguntas de siempre: ¿hace mucho que venís acá? (la música no deja oír nada) ¿qué de dónde soy? Así continua la charla, sin entender nada, hasta que llega la pregunta ¿qué estudias? a lo que una responde ¡jajajaja, no, yo ya estudié!!! .Pero ¿Cuántos años tienes? 30 y algo… y en cuestión de segundo los tres se desvanecen en la oscuridad. La noche sigue, con situaciones similares, o peores como ver el hombre que te interesa ignorándote por completo y hablándole a cuanta mujer fea que pase por su camino…. pasa el tiempo y ya cansadas y con ganas de irnos a la cama, partimos. Mientras esperamos un taxi la cabeza comienza a pensar… “No pasa Nada” Los chicos de nuestra edad están en otra… ¿Chicos más chicos? No conviene a menos que tengamos ganas de ser madres. ¿Ex parejas? ¡Ni pensarlo! Volvemos a lo mismo. Entonces ¿Quién? … Y ahí viene el golpe asumir la realidad. Donde estamos todas nosotras, con ganas de estar con alguien pero sin nadie, que buscamos...y no encontramos. ¿Sobran mujeres o escasean hombres? Algo pasa, sobre todo en la franja que va desde los 30 y pico a los 50 años. Lo que percibo siempre es la misma queja... ¡No hay hombres!"... Pero no es así. Los hay y de los buenos solo es cuestión de que la vida nos cruce. María L.Coda