El debate sesgado sobre el rol de los medios

          En los últimos años en la argentina se ha dado un debate tendiente a esclarecer el verdadero rol de los medios de comunicación en la construcción social de la realidad. En el marco de este debate el gobierno logró llevar a un nivel de protagonismo el rol de los intereses que defienden los medios para intentar imponer una realidad predeterminada y ha logrado sancionar una Ley de Medios que era una deuda pendiente de la democracia.

          En ese marco se ha logrado romper paradigmas al cuestionar sanamente ciertas prácticas profesionales y se ha tomado reclamos históricos de varios sectores académicos y sociales. No obstante no eran pocas las voces que se alzaban en desconfianza hacia un kirchnerismo que decía defender una pluralidad de voces que en los hechos no existía ni en los medios públicos ni en la provincia que gobernaron por tantos años.

          El año 2008 y 2009 marco en cierta forma una época oscura para el gobierno, siendo años signados por la insólita crisis agropecuaria y el resultado adverso para el gobierno durante las elecciones legislativas, en aquellas épocas desde el oficialismo se construyo un relato simplista que hablaba de una realidad perversamente construida por los medios de comunicación y se instauró la palabra “hegemonía” para denominar a medios que se mostraban opositores al gobierno, medios a los cuales ese propio gobierno les había concedido amplios favores, como en el caso del grupo Clarín con la polémica aprobación de la fusión Cablevisión-Multicanal.

          Ya en aquel entonces se advertía que muchos sectores que apoyaban la ley no eran estrictamente allegados al gobierno y que tenían legitimidad proponían iniciativas superadoras del modelo mediático en vigencia, pero ya en aquel momento se advertía que muchos comunicadores proponían un debate sezgado, tendencioso, rengo, hipócrita.

          Luego de la sanción de aquella ley el congreso nuevo asumió y el ejecutivo no contó mas con las mayorías automáticas que tenia, y vino un período de sanción de DNUs y de algunos vetos y debates truncados, pero con la salida de la crisis algunas cosas comenzaron a cambiar para el gobierno y a hacer mas favorables las condiciones, dicho esto sin intentar poner luz sobre las consecuencias de deceso del ex presidente, cosa que no es objetivo de esta columna.

          Desde el gobierno en primer lugar se creó el programa 678 producido por Gvirtz, un programa unilateralmente ultraoficialista que no acepta críticas ni grises a la hora de opinar y que comenzó a destrozar a todo comunicador no alineado por el solo pecado de la no adhesión. Junto a eso el gobierno consolidó el aparato mediático mas fantástico con el que cualquier gobierno del 83 a la fecha haya contado.

          El kirchenrismo ya venía realizando una política arbitraria y disciplinaria con la publicidad oficial, pero después de 2009 la procura de creación de megamultimedios privados oficialistas con empresarios amigos comenzó a consolidarse. Por un lado el empresario Spolsky acumuló mas y mas medios sacando los diario El Argentino y Tiempo Argentino, comprando Radio América y sumando mas del 90% de las revistas políticas que se pueden ver en los kioskos a la luz de una aún mas desigual reparto de la publicidad oficial, por otro lado una empresa de origen espurio (contratos fraudulentos de obra pública) comenzó a cobrar protagonismo comprando la Radio La Red derivando en la desvinculación de Nelson Castro.

          Luego vino la causa papel prensa y el intento por deshacer ese monopolio, aunque no pocos advertían que el espíritu “desmonopolizador” del gobierno en realidad no era tal sino que se trataba mas bien de “conquistar” monopolios.

          El mapa actual de medios lejos del mentado “discuros hegemónico opositor” que algunos obstinadamente insisten en sostener refiriéndose a 2 diarios (clarín y Nación) es un hecho que no se verifica en la realidad. La publicidad oficial se ha multiplicado por 7 desde 2007 y el nivel de arbitrariedad fue exponencial, eso acompañado por la insólita y repudiable creación del futbol para todos, que supone una ridícula e injustificable erogación de más de 2000 millones de pesos anuales a clubes quebrados fraudulentamente a los que el gobierno no solo no controla sino que ni siquiera les exige que paguen los impuestos que evaden. Sumado a eso el pacto de impunidad con el mafioso Grondona y la mano de obra violenta para la política a la que el gobierno recurre que son los barra bravas.

          Actualmente la televisión analógica de aire en capital y gba tiene a 3 de sus 5 canales en línea marcadamente oficialista y a la señal América en un pacto de no agresión. En cuanto a la televisión de aire digital la misma consta sola y únicamente de 7 señales oficialsitas, siendo estas todas las del gobierno, canal 7, encuentro, INCAA TV y las privadas de Spolsky CN23 y la recientemente creada de electroingeniería 360 sin que haya ningún viso de que alguna señal con discuros mas crítico reciba permiso para transmitir, cuando claro esta televisión digital será la única disponible de aca a 10 años con el advenimiento del “apagón analógico”.

          A pesar de todo lo señalado increíblemente en programas como 678 se sigue hablando de convenientemente de “los medios que defienden los intereses económicos de sus dueños” pero se omite convenientemente mencionar apellidos que hoy por hoy componen una importantísima porción del mapa mediático actual, a tal extremo llega el despropósito que se lleva a un canal Público al director de un diario PRIVADO el llamado Tiempo Argentino, y ni siquiera se le pregunta quién es el dueño y a que intereses responde, demostrando que la demonización de los medios y multimedios privados es realmente selectiva, que no cuestionaran la acumulación de medios si la misma responde al discurso oficial.

          Peor aún es la situación cuando se puede verificar uno de los temores mas señalados por la oposición que es la aplicación selectiva de la ley, tales son los claros casos del canal 9 que pertenece en un 100% a un extranjero y que incumple con las cuotas de producción nacional, siendo estas dos situaciones violatorias de la ley, o la insólita autorización al lavador de dinero y estafador bancario Moneta para comprar una cantidad insólita de radios FM en capital también violando la ley. Absurdísima es la justificación kirchnerista que se ampara en la suspensión de la clausula de desinversión lograda en la justicia por el grupo Clarín siendo que nada tiene que ver esa clausula con las que se incumplen en los casos mencionados y como si eso habilitara un cumplimiento selectivo de la ley por parte del gobierno.

          Triste resulta también la confusión de estado con gobierno con una agencia oficial de Noticias (Telam) que ha llegado al despropósito solo visto en países totalitarios de poner iconos partidarios en su logotipo con el recordado y bochornoso episodio del “Nestornauta” y la penosas declaraciones de su director prefiriendo militantes a periodistas.

          La posición de los comunicadores oficialistas ha virado de atacantes a atacados, ellos han pasado de difamadores, agresores punzantes de dedo señalador implacable a quejarse amargamente por sendas notas publicadas en medios no alienados señalando los claros intereses económicos y espurios que los impulsan, como si ese señalamiento, en algunos casos injustificado, no fuese el regreso de un boomerang de violencia que ellos mismos se encargaron de lanzar.

                Es indispensable proponer un debate serio y maduro del rol de los medios y esclarecer a aquellos que prefieren creer que hay empresarios multimediáticos buenos, prístinos y acepticos, porque el kirchnerismo a pasado de la destrucción del mito del “periodismo independiente” al ridículo surgimiento del periodismo “independiente k”, que consta de gente que hace militancia rentada, sezgada, pretenciosa y tendenciosa y se ofende cuando se señala que no hacen periodismo.

                El kirchnerismo enfrenta un peligro aún mayor, no le ha escarmentado luego de tranzar irreflexivamente con Clarín por años, ahora cree que puede construir multimedios propios y supone equivocadamente que esos empresarios no virarán de la misma forma que lo hizo ese grupo cuando el momento político así lo demande.

Reggiardo Tolosa Matías Angel

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