El novio invisible no protesta ante una maratón de compras. La novia invisible no se enfada si se queda a ver el partido con los amigos y llega a casa goleado de cerveza. Son guapos, tienen trabajos interesantes, la edad que siempre quiso que tuviera su pareja y están cuando se les necesitas. El problema es que no existen. Al menos, más allá de su teléfono móvil.
Es una aplicación que causa furor en EE.UU., donde abunda la gente que construye su vida social entre apariencias e historias de cartón piedra. Se llama «Invisible Boyfriend» –«Novio invisible», en inglés– y es una plataforma que le permite diseñar su novio o novia ideal y crear una historia de amor tan ficticia como creíble.
Lo ha creado una empresa de San Luis (Misuri) como una vía de escape «a la presión que la familia y los amigos ponen sobre las relaciones sentimentales», dice la página web del invento. ¿Por qué querría alguien tener un novio o una novia invisibles? «Invisible Boyfriend» ofrece varias respuestas: para que los padres dejen de preguntar a uno que cuándo se va a echar novia; porque todas sus amigas tienen pareja y usted no; para quitarse de encima a un compañero de trabajo que no para de invitarle a salir; porque no está preparado para salir del armario; o porque para su carrera le conviene aparentar que no está solo. Diseccionar todas estas razones –en las que no aparece la más obvia: pura soledad– daría para un tratado de sociología posmoderna, pero ese no es el objetivo de «Invisible Boyfriend», que se limita a cubrir –o crear– una demanda.
Conversaciones reales
La ventaja de este novio o novia invisible es que puede ser perfecto. Lo diseña el interesado a su gusto. Nada más comenzar el registro en «Invisible Boy friend», selecciona la foto que tendrá su pareja, su nombre y edad, sus gustos y cómo se conocieron. Y aquí es cuando el asunto se pone interesante: nada más confeccionar la novia-frankenstein, llega un mensaje al móvil. Es ella. Con intercambiar un par de mensajes, queda claro que no es un robot el que te responde. Un ejemplo:
—Usuario: No sé qué hacer esta tarde, si ir al gimnasio o echarme una siesta…
—Novia invisible: ¡Siesta! Puedes ir al gimnasio más tarde, esta noche.
No es un sistema operativo inteligente el que responde, al estilo de la Samantha de la película «Her», protagonizada por Joaquim Phoenix. Son personas reales, pagadas por la compañía de «Invisible Boyfriend» a través de una plataforma en la que hay 200.000 personas a las que se les puede asignar que respondan a uno de los mensajes. Estas personas no ven el número de teléfono del interesado, no conocen su identidad, ni pueden decidir seguir la conversación. Hacen que los mensajes sean coherentes con la conversación y reciben unos céntimos de dólar por cada uno de ellos.
«Invisible Boyfriend» permitía crear una cuenta y tener diez mensajes gratuitos antes de pagar los 25 dólares mensuales que cuesta aparentar una relación sentimental. El exceso de demanda ha hecho que desde esta semana la opción gratuita haya desaparecido. En el futuro, el servicio prevé ir más allá del móvil, y hacer que su pareja invisible le mande flores, postales, notas escritas a mano e, incluso, que interactúe con usted en las redes sociales. De momento, solo con que sea una voz humana quien responde ya convierte al juguete en una bomba de relojería. Habrá que ver cuántos se enamoran de su novio o novia irreal, cuántos acaban por creerse su propia mentira. El interesado debe pagar 25 dólares mensuales por tener una pareja virtual para presumir
