Y si te enterás de que Jorge sale con otra?
–Que lo haga. Estamos separados. Pero que no la lleve a Venecia. Venecia es mía. Allí vivimos un gran momento. Si me entero que va con otra, voy y le hundo la góndola.
Mariana Antoniale (27) bromea, sonríe, se estira y respira profundo en el sillón de su living de soltera, estado civil que reestrenó hace un mes, cuando se separó ¿definitivamente? de
Jorge Rial (53), según la versión oficial
“por una discusión con Rocío (16)”, la hija menor del periodista. Luce triste, pero de inmediato se recupera y muestra su alegría. Así durante toda la charla, del llanto a la risa, conmovida, sin respiro.
–¿Estás golpeada?
–No, siento que volví a mi eje. Antes me sentía todo el tiempo en la cuerda floja, vulnerable, sensible. Vuelvo a tener las fuerzas de siempre. Tengo que superar esta separación de la mejor manera, y que todo sea un aprendizaje.
–¿Esta vez por qué te separaste? No me relates una versión acomodada.
–Como pareja estábamos muy bien; de hecho, nos íbamos a casar. Y como soy tan responsable, también quiero que las chicas lo sean en el colegio, en sus actividades. Me considero bastante exigente. Siento que Dios me puso en la vida de Morena (16) y Rocío. Aunque hoy no esté en su casa, sé todo lo que hacen, conozco a sus amigos, a las mamás del colegio nuevo, que son divinas. Yo siempre insisto con lo de la responsabilidad. Pero son adolescentes... A veces te escuchan, y otras te largan el
“dejame de hinchar”... Jorge me decía:
“Basta, Mariana, que no te afecte”. Y pasaba... Pero una respuesta brava de Rocío originó todo. Igual, te digo: me encanta que haya reaccionado así. Me demostró personalidad.
–¿Antes Rocío no era así?
–Cuando la conocí se guardaba, se encerraba en su cuarto, se vestía toda de negro. Apareció en ella otra personalidad. Quiero que se defienda, que diga lo que siente en el momento justo. Yo soy más de cuidar las maneras de decir. Pero me gusta que se dé su lugar en la vida, más allá de que haya reaccionado conmigo. Le va a servir para el futuro. Reconozco que las invado bastante. Quiero saber de sus alegrías y preocupaciones, llevarlas al médico, todo... Con Rocío tuve la pelea, diríamos. Dicen que intentó pegarme. ¡Nada que ver! La Chini es un dulce de leche.
–¿Qué le dijiste para que se produjera ese desenlace?
–Prefiero guardar el porqué; es algo muy íntimo. No quiero exponerla. Me encantó que me haya enfrentado. Lo digo ahora que pasó un mes. En el momento me recalenté y dije:
“Chau, me voy ya”. Basta. ¿Por qué me tienen que maltratar, si yo lo único que hago es cuidarlas?
–¿Jorge estaba cuando discutieron?
–Sí. Ocurrió antes de cenar y estábamos los cuatro. El vio y escuchó todo.
–¿No intervino?
–Trató de calmar, todo el tiempo. Jamás lo pondría entre la espada y la pared. Sé que su prioridad son las nenas. Yo también lo siento así. Me fui de esa casa con todo el dolor del mundo. Yo te doy todo desde el amor, pero tengo mi carácter. Puedo decir las cosas de otra manera... pero me salió así. Chocamos dos personalidades fuertes.
Leé la nota completa en la última edición de GENTE.
Por Miguel Braillard. Fotos: Santiago Turienzo.
