La última carta de Alejandro Puccio. Nota Revista GENTE

tapaEsta es la última carta que redactó en su celda Alejandro Puccio, después de varias en las que intentó desvincularse de la banda –rebautizada Clan– que lideraba su padre, el gélido Arquímedes dedicada a secuestrar, cobrar suculentos rescates en dólares y matar sin piedad, y luego también de infructuosos intentos de suicidio, el más trascendente ocurrido a fines de 1985, cuando se arrojó al vacío desde el quinto piso de los Tribunales porteños. Alex –como lo llamaban en familia– nunca reconoció su culpabilidad. Su abogado, Miguel Ángel Buigo, siempre sostuvo que su cliente jamás entró en una contradicción, pese a haber estado detenido durante 22 años. GENTE tuvo acceso en exclusiva a su misiva final, frío relato de su espeluznante estado de ánimo “Todo comenzó en el año 1985, en el cual, en el sótano de la vivienda de la familia Puccio ubicada en Martín y Omar 544, donde se encontraba la señora Bollini de Prado secuestrada, esperando el pago del rescate para ser liberada, cuando intervino la policía y da fin al hecho delictivo. Desde ese momento Alejandro (N de la R: Empieza escribiendo en tercera persona) es detenido cuando acababa de llegar junto con su novia a su casa, y de ahí hasta este momento sigue privado de la libertad. Cumplidos los dos años de detención, la fiscal le pide el sobreseimiento al igual que la parte damnificada (señora Bollini de Prado), de igual modo el fiscal de Cámara, para ser definitivamente otorgado por el Juez de Sentencia. Es notable y muy importante de re-marcar que cuando los detienen a Díaz y a Fernández Laborda (N de la R: Componentes de la banda) Captura de pantalla 2015-10-03 a las 19.24.32 copiacoprocesados en la causa, luego de permanecer incomunicados por 8 días sin ni siquiera ver a sus abogados defensores, cuando prestaron declaración ante el Juzgado Nº 21 de la jueza Servini de Cubría y les preguntó si me conocían (acá ya utiliza la primera persona) y qué clase de relación tuvieron conmigo, los dos dijeron que me habían saludado en alguna oportunidad como hijo de mi padre, pero que no tienen, ni tuvieron ninguna clase de relación conmigo. Y mi declaración tomando las mismas características de la incomunicación en el mismo tiempo es igual. Es importante acordarnos de esta declaración porque es notable e inexplicable, que en otras causas y años más tarde digan cualquier otra cosa sobre la misma pregunta. Tomando en lo que a mí se refiere, siempre mantuve una ilación (sic) sin tener ningún tipo de contradicción y exclamando mi inocencia, desvinculado totalmente de todo hecho turbio.” A las pocas semanas surge la causa Aulet, detienen a un tal Contemponi, el cual me vincula como amigo de Aulet, y dice que jugaba al rugby conmigo por dichos ajenos a él. Estas mentiras y la terrible presión pública y la ansiedad creada por la impotencia de tener que esperar para demostrar la verdad es la que no pude controlar. Para colmo soy reconocido en rueda de presos por Aulet padre y Ernesto Perlusky Possi (padre y suegro de la víctima). Este reconocimiento fue pedido después de dar negativo uno con la mujer de Aulet hijo, y donde Aulet padre dijo también que nunca pudo haber visto a nadie por los medios gráficos porque él había estado en Brasil, olvidándose que días antes en el Departamento de Policía dice que regresó al país por noticias de los medios periodísticos recibidos en el país limítrofe. Para colmo una vez levantado el secreto de sumario pudimos darnos cuenta de lo que habían declarado antes, donde dicen que nunca iban a poder reconocer a nadie en ese momento que fue el del pago del rescate, por la situación de tensión y nerviosismo vivida, donde también estuvo la mujer de Eduardo Aulet. Pero en una parte hacen una descripción de un sujeto joven, alto, delgado y de tez morena. Todo esto, junto con la presión pública concluyó en el detonante de una situación límite causante de un intento de suicidio en una de las tantas veces de ir a declarar al Foro Tribunalicio, donde quedaron dos cartas escritas por mí antes del intento, que están agregadas a la causa, las cuales dan cuenta de mi inocencia. A los pocos meses se aclara la situación por cartas presentadas de mi club, que hace constar que (Aulet) nunca había ju-gado conmigo al rugby. Y en relación a la causa, mi total desvinculación con cualquier tipo de relación de amistad, y además por las declaraciones personales de los demás coprocesados surge el resto de todas las dudas, quedando yo desvinculado totalmente, donde una vez cerrada la instrucción, el fiscal en el momento de acusar me pide el sobreseimiento.” A los dos años surge junto con la causa Manoukian también la investigación de la causa Naum, en la que quedo vinculado por dichos de dichos, donde en una de las declaraciones del coprocesado Díaz, éste dice que le dijeron que yo iba a estar en mi casa para abrir el portón en el momento que entrasen con la persona secuestrada en el auto a mi casa.” El fiscal al tomar la causa me pide sobreseimiento por la poca credibilidad de los dichos, y cuando pide que sea definitivo, la querella apela y me bajan la prisión preventiva. Llegado el momento, no le queda otra alternativa al fiscal de acusarme por intento de secuestro extorsivo, cuando la carátula de la causa es homicidio calificado, es decir que un delito mayor absorvería (sic) al menor, no quedando otra alternativa al fiscal.”Al mismo tiempo surge la causa Manoukian, donde parecería ser que un nuevo dispositivo sensacionalista empezaría a surgir, armando una nueva construcción de la realidad de lo que es Alejandro Puccio, o sea una nueva representación, de Gángster delincuente parte de un Clan, haciendo olvidar en la gente de qué clase de persona se trata. No existe ninguna posibilidad que haya tenido participación en terrible aberración, no soy una persona con doble personalidad. Lo han demostrado los exámenes psiquiátricos realizados por médicos forenses, que dicen que de ninguna manera soy influenciable por nadie, sino que rijo mis decisiones.” Si tomamos a Alejandro desde el momento de la detención (vuelve a hablar en tercera persona) se puede traslucir qué clase de persona es. De cómo en una cárcel muestra su esencia como persona trabajando y estudiando, con los condicionantes de estar detenido hace ya casi 8 años, procesado con una condena de primera instancia injusta, esperando que se haga justicia y que la Cámara revierta la situación y pueda salir en libertad.” Con respecto a mi padre, vivimos en lugares distintos de la unidad. No tengo nada que ver con su forma de pensar ni de actuar, y hablar de él me hace mal, porque en vez de juzgárseme por lo que fui y soy, por esfuerzo de toda mi vida, se me juzga por ser su hijo; no tengo la culpa de tener su apellido, nadie cuando viene al mundo tiene opción (sic) a elegir la paternidad, y menos a dirigir sus acciones, y tampoco es justo para la familia el llevar esa terrible carga sobre la espalda como en los últimos 8 años. En ninguno de los hechos investigados tuve nada que ver, y se me ha imputado en todo este despelote que yo no busqué y en el que no tuve ninguna participación, donde están implicadas personas conocidas de mi padre, con los cuales yo no tenía ningún tipo de trato ni de relación.” En lo que respecta a mi esencia como ser humano, no me hubiese dejado pensar algo así, nunca tuve la necesidad económica y menos llegar a tener una perversión (sic) semejante, que va totalmente en contraposición con todos mis valores adquiridos en el transcurrir des de mi niñez en relación con el medio, donde siempre fue la vida y la alegría la que caracterizó mi existir. ”Es importante para mí tratar de hacer oír mis pensamientos, porque de esa manera se encontrarían con Alejandro, el que siempre conocieron con fe en la vida, en el amor y con muchas ganas de casarse y de formar una familia dejando de lado los resentimientos, recuperando el tiempo perdido. ”Para cerrar esto volvemos al aspecto jurídico: los coprocesados dicen que fueron apremiados y presionados por la policía para decirlo. Y si hacemos un pequeño contraste con mi persona, son más de 20 declaraciones que llevo y no tengo ninguna contradicción y exclamo por mi inocencia siempre. Creo que es tiempo de que sea leída toda la causa y tomadas en consideración además de todas mis absoluciones en los demás procesos”   Captura de pantalla 2015-10-03 a las 19.25.07 copiaMaguila sí pidió perdón “Sé que usted sufrió, lo mismo que sus hijos. Yo siento un profundo dolor por lo ocurrido, y es que a veces no sabemos lo que hacemos. Por eso le vuelvo a pedir perdón, y aunque no fui yo el ideólogo de aquel doloroso hecho en el que participé de manera inconsciente, es una responsabilidad moral y de respeto poder enviarles estas líneas”, escribió Daniel “Maguila” Puccio, hermano de Alejandro e integrante del Clan. Es un fragmento de la carta que le hizo llegar en 1996 al doctor Héctor Jorge Rodríguez, abogado de Nélida Bollini de Prado, la última persona secuestrada por la banda, que sobrevivió gracias al éxito de la investigación que la rescató del sótano de la casa de Martín y Omar 544, San Isidro, donde la tenían cautiva.

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