Verónica Ojeda quiere estar sola

Entrenó y se nota. El año que Verónica Ojeda (38) le dedicó al Bailando dio sus frutos. Por eso, cuando se sube a la tabla y surfea, la mamá del menor de los hijos de Diego Maradona (55) sale airosa. Se anima a todo. Una, dos y tres veces. Los golpes no la asustan. Su rubia cabellera sobresale donde rompen las olas, poco antes del Faro, en el balneario Marbella. Es su tercera clase con Diego Dibs, uno de los dueños de La Maquinita Bar y Hostel, que le enseña todo lo que sabe para sobrevivir en el agua. Sus ganas de demostrar se acentúan cuando descubre a los paparazzi en la orilla. Ahora quiere más. Se mete en lo hondo, se para en la tabla y vuelve a repetir el proceso, para que los fotógrafos la tengan desde todos los ángulos. “Amo la playa y a Mar del Plata. Acá pasé muchos veranos con mi familia. Tenemos una casa hermosa. Siempre que vengo me meto al mar. Aunque recién estoy aprendiendo a surfear. Vengo bastante bien, ¿viste?”, pregunta la ex de Diego. Nadie contesta: ella sola se jacta de sus avances. Sin embargo, esta vez la ciudad no la recibe como a la veraneante que supo ser, sino como a la primera figura del musical Soñadores, historias de vida. Porque la mamá de Dieguito Fernando Maradona (a punto de cumplir tres años) baila –y ¡muy bien!– en una obra con tintes dramáticos inspirada en la serie Glee, que enlaza historias de bullying, drogadicción, discapacidad y más minorías. –¿Qué te atrajo de este musical? –Acepté porque quería ayudar. Soñadores, historias de vida habla de un ciego, de una prostituta y de gente que sufre. Me llamaron de Petón (productora local)... ¿Cómo iba a decir que no a un espectáculo con actores marplatenses? Quise aportar desde el baile, lo que sé hacer. Aparezco dos veces. En una le canto a mi hijo y es muy emocionante. Vamos por el cuarto lunes y siempre a sala llena. –Se dice que sos una de las figuras mejor pagas de la temporada. ¿Es cierto? –Yo trabajo y por eso estoy acá. Además, me cierra que sea sólo un día a la semana. Rechacé un montón de propuestas antes de aceptar este musical. No hubiera podido subirme a un escenario todos los días, porque Dieguito es muy chiquito y me necesita mucho. Cuando me comprometo con algo, lo hago con todo. Me querían tener en Carlos Paz y en varias obras de acá, pero elegí esto para poder criarlo bien. Y de cuerpo me mantengo bárbara, porque el Bailando me ayudó mucho. Me fui del certamen en septiembre y después seguí cuidándome en las comidas, como siempre. –¿Qué propuestas tenés para este año? –Muchas. Hacer teatro infantil es una. Pero hay muchísimas más.
"Candidatos no me faltan. Pero quiero estar enfocada en mi hijo y dedicar más tiempo para mí. Además, viví ocho años muy intensos con una persona muy intensa. Es lógico que ahora quiera estar sola por un tiempo."
–¿Y a vos cuál te tienta más? –Si me llaman de nuevo para el Bailando, voy. Me encantó laburar con Ideas del Sur. Ese es mi deseo. La pasé muy bien y pegué buena onda con todos, de Juanita Viale a Barbie Vélez y Fede Bal. –¿Cómo hiciste para moverte en el show? –Nunca me la creí. Fui muy respetuosa con todos. Siempre esperé mi turno. No me hice la diva. –¿Qué hace Dieguito cuando te ve arriba del escenario? –¡Se pone a llorar! Quiere subir para abrazarme. Por un lado, porque le gusta estar conmigo, y por el otro, porque adora el escenario, las luces y ser centro de atención. El día del estreno me aplaudió un ratito desde abajo, pero después mis papás se lo tuvieron que llevar a camarines, porque se puso a llorar. –¿Es un nene feliz a pesar de que su padre no está cerca? –Muy feliz. Es dado y alegre. Está acostumbrado a moverse en el ambiente del espectáculo. Desde que es bebé lo llevo conmigo a los estudios, al teatro, a las notas. Mi hijo lleva el apellido Maradona y su vida siempre va a estar ligada a los medios. Por eso quiero que sea muy humano y respetuoso con la gente. Dieguito es un nene muy simpático. El otro día fue a ver a Los Totora: se bailó todo y se llevó todas las miradas. Fue la atracción del show y le encanta. –¿Pregunta por el papá? –Es chiquito todavía. No entiende. Yo de a poco le voy explicando quién es su papá. Claro que cuando lo ve, le dice “papá”. Lo abraza y lo besa. Así como sabe quiénes son sus abuelos y quién su mamá. Lo importante es que yo, como madre, siempre pongo la mejor predisposición para que se vea con el padre. Para mí es importante separar las cosas. Por un lado, la vida y la felicidad de mi hijo, y por el otro, mis problemas con Diego o con las hermanas. No todo el mundo separa como lo hago yo. –¿Cómo hacés para no entrar en peleas? –Bueno... De hecho, el otro día fui chicaneada por Twitter. Trato de no engancharme. –Hablás de Dalma... –Sí. Pero no voy a responder, porque ellas (por Dalma y Gianinna) son las hermanas de mi hijo. No les contesto, por respeto a él. No por ellas. El día de mañana Dieguito va a preguntarme por los problemas del pasado. Yo le voy a decir la verdad, pero no quiero que de mi boca salga nada malo hacia su padre o sus hermanas. Quiero que siga siendo siempre un nene feliz. –¿Tenés ganas de tener un novio? –Candidatos no me faltan. Pero quiero estar enfocada en mi hijo y dedicar más tiempo para mí. Además, viví ocho años muy intensos con una persona muy intensa. Es lógico que ahora quiera estar sola por un tiempo. Por Ana van Gelderen. Fotos: Diego García

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