Ya contó que se separó de Federico Bal (25). Que se terminó su amor por él. Que se irá a vivir sola. Que se prepara para su gran protagónico en el teatro, Coqueluche. Ahora se para frente a la cámara. Está mucho más flaca, pero no sabe cuánto. Y de pronto, en medio de la producción fotográfica, el brazo izquierdo de Barbie Vélez (21) revela un enorme moretón. Ella mira hacia abajo, pide que se lo maquillen y sigue posando, muy profesional.
A riesgo de ser injustos, es inevitable pensar en la polémica que la envolvió en el verano, cuandoJosé María Muscari contó que una vecina de la pareja lo llamó para denunciar violencia en la intimidad del departamento que compartían los actores. El director, en esa oportunidad, llamó a una psicóloga y a los padres de Barbie (Nazarena Vélez y Alejandro Pucheta). Y Bal, que participaba de La jaula de las locas dirigido por Muscari, terminó fuera de la obra. Entonces, la charla debe comenzar por ahí.
–¿Hoy ves de otra manera lo que sucedió en el verano? En ese momento lo defendiste mucho a Fede y negaste los hechos.
–No voy a hablar de ese tema. No me interesa entrar en escándalos con un ex; ya me separé definitivamente. Yo tengo códigos y valores. No voy a ventilar cosas que considero muy privadas.–Pero que haya sido precisamente José María Muscari quien te ofreció hacer Coqueluche, ¿no precipitó el final de la pareja?
–No. Desde que pasó eso, Muscari se mantuvo al margen de mi relación. Es un señor, un caballero. Jamás me habló en contra de Fede ni me llenó la cabeza. Me adora con toda su alma, como yo a él. Reaccionó en ese momento como pudo.
–¿Fede nunca te dijo: “¡¿Cómo vas a ir a trabajar con él?!”?
–En su momento. Pero mi decisión fue seguir con mi trabajo y pensar en mí. Cada persona con la que hablé me dijo que era una oportunidad que no debía desaprovechar. Además, no me hubiera ido a trabajar con Muscari si en ese momento sabía que podía interferir en mi relación.
–¿Por qué se separaron, entonces?
–Nuestra convivencia fue muy intensa, teníamos proyectos. Pero algo se rompió en el verano. Después que nos separamos en febrero, quise darle una segunda oportunidad a la relación. Volvimos y nos fuimos de vacaciones a Europa. Ahí me di cuenta de que Fede ya no era para mí. Se me fue el amor por él y no le iba a hacer perder el tiempo.
–¿Por qué aceptaste ese viaje?
–Me había ido al Caribe y Miami con Candela (Ruggeri) y mamá (Nazarena Vélez). Pensé que sería tortuoso, porque recién estaba separada. Y no. Me divertí, me relajé... Accedí a viajar con Fede porque quería sacarme todas las dudas.
–¿Los celos de ambos fueron insalvables?
–No hubo un hecho en particular para separarnos. Simplemente se me fue el amor. Lo digo ahora que lo asumí y lo hablé con él. En la última etapa de Carlos Paz andaba llorando por los rincones, muy triste. Siento que hice mi duelo en ese momento, y por eso estoy muy entera ahora.
–¿Tenías ilusiones?
–Muchas. Por eso te digo: el corte sentimental no fue durante las vacaciones, sino en los últimos días de Carlos Paz.
–¿Que él saliera de gira con Enredados, de donde te fuiste, no te molestaba? ¿Te bancabas el beso con Laurita Fernández, que te reemplazó en tu personaje?
–Laurita es divina y está con (Fede) Hoppe. Adoro a todo ese elenco. No pasó por celos. Fue algo más profundo: ya no estaba enamorada. En mí el problema no son los celos, sino la falta de ellos. Y sucedió eso. En mis vacaciones, por ejemplo, no estaba pensando en él. Algo pasaba.
–Ahora se habla de infidelidades mutuas.
–De mi parte, jamás las hubo. Y no sólo con Fede: nunca fui infiel estando en pareja. De él, no creo. Pero no pongo las manos en el fuego. Aunque, te aclaro, nunca me enteré de nada en ese sentido.
–¿A dónde te mudaste?
–Me llevé todo a la casa de mamá. Estoy buscando departamento. Irme a vivir sola es el comienzo de mi vida de adulta, un gran salto. Lo que viene es bueno; todo se me está acomodando. Yo siempre tuve muy claro lo que quiero para mi vida. Soy muy terminante: cuando se me aclara la cabeza o tomo una decisión, no le doy más vueltas.
–¿Cómo tomó Fede esta decisión?
–El se daba cuenta. Lo percibía. Uno sabe cuando la otra persona cambia. No somos tontos. Hubo mucho amor, pero ya no. No creo que él lo tenga tampoco por mí... Y no soy de esas morbosas que le mandan mensajes al ex para que no siga con su vida.
–¿Si aparece con alguien no te va a pasar nada?
–No sé... Quizás me ponga un poco triste. Pero le deseo felicidad, y espero lo mismo para mí. Estoy descubriendo que la paso bien saliendo con amigas, viviendo mis 21 años.
–En el medio de todo esto te preparás para protagonizar Coqueluche.
–Sí. Ensayamos en forma intensa para el debut, que serás el 15 de junio en el teatro Regina. Confío mucho en Muscari, y el elenco es bárbaro. Y a pesar de que a Juan José lo quiero como a alguien de la familia, a la hora de laburar tiene cero piedad conmigo. Si me tiene que decir “te salió horrible”, me lo dice. Pero si apostó por mí, me debe tener confianza. Siento una presión bastante grande. Hay días que digo: “¿Por qué no soy azafata?”.
