Laurita Fernandez y su mama son tapa de la Revista Gente. Nota

Inés Stork, la mamá de Laurita Fernández, en una charla íntima: "Por las únicas que daría la vida es por mis hijas" Lo dice la mamá, de 57, a su hija, de 27, y hablan a corazón abierto sobre la vida en común que comenzó en el barrio de Mataderos e incluye a Gaby, de 21, la hermana menor de las Fernández. El parto, la escuela, los sacrificios para sostener la carrera de la bailarina y figura de la agencia Chekka Buenos Aires. El éxito, el doloroso divorcio y la depresión posterior de Inés, y su renacer en el Bailando. La mamá también define a los novios más famosos de Laurita y su presente con Nicolás Cabré. Y la hija responde sobre las agresiones en el show televisivo: “Ahí te das cuenta cómo te criaron”.

El 18 de diciembre de 1990, Inés Stork (hoy 57) estaba a punto de ser madre en el Policlínico Bancario de Capital Federal. Su esposo debía rendir una materia de la carrera de Administración de Empresas. Se acababan de mudar a una casa en Mataderos y tenían que conseguir albañiles para terminar algunos detalles… Y se venían encima las Fiestas. Es decir, un estresazo. A la una de la madrugada comenzó el trabajo de parto y finalmente, a las cinco y cuarto, nació Laurita Fernández (hoy 27). "Fue un parto normal, nada complicado", recuerda hoy quien también se sumó al Bailando por un sueño, mirando a su hija a los ojos. Y sonríe con cierta picardía: "¿Sabés que me acuerdo bien? En el Bancario había un médico re lindo, alto, joven. Cuando íbamos a atendernos, todas las embarazadas nos decíamos: 'Ojalá que en el parto me atienda éste…'. ¡Y fue así nomás! ¡Me tocó! Así que tuviste un obstetra divino, Laura". 

Los Fernández tenían un buen pasar: "Cuando nació Laura, al papá lo pasaron de Entel a Telecom con un cargo gerencial. ¡Esa semana fue caótica! El banco donde estaba se iba del país y en agosto me habían indemnizado. ¡Menos mal que conservé el carnet de la obra social por un tiempo más!".

–¿Por qué le pusieron Laura?

   

Inés: Siempre me gustó ese nombre. Una prima mía, muy linda, se llamaba así. Tenía las pestañas bien negras, los ojos oscuros, la piel blanquísima y era bien rubia. Así que dije: "Cuando tenga una nena, se va a llamar Laura".

       

INFANCIA DE BAILARINA"Yo iba al colegio Nuestra Señora de las Nieves, en Liniers, y era muy vergonzosa, aplicada y obediente. Lo único que no hacía en casa era limpiar. Ahí era re vaga. Cuando me fui a vivir sola, dije: 'Mamá tenía razón'. Ahora soy obse…".

   

–¿Aprender a bailar fue un deseo de ella o la llevaste vos?

   

I: Ella quiso ya a los cuatro años. En la secundaria tenían La Noche de los Talentos. Siempre salían primeros los chicos que tenían bandas. Hasta que se presentó ella con una amiga y ganaron. Se quedaron todos con la boca abierta. Laura iba mañana y tarde al colegio. La pasaba a buscar en el auto con la merienda y nos íbamos a danza o al teatro, porque a los 16 empezó a trabajar con Pepe Cibrián. Las otras mamás me preguntaban cómo hacía, porque era abanderaba y mejor promedio. Y la hermana, Gaby, también lo fue.

     

–¿Cuándo te diste cuenta de que la nena sería una bomba?

I: Cuando tuvo que ir de gira con Cibrián tomamos la decisión de que diera quinto año libre. Como era mejor promedio, el colegio nos ayudó. El rector me dijo: "Señora, el tren pasa una sola vez en la vida". En diez días dio todas las materias, y con notas altas.

   

Laura: Fue muy importante su apoyo. Cuando les dije que quería dar libre ni lo dudaron: me firmaron la autorización. 

     

–Vos tenés dos hijas, Laura y Gabriela (21). ¿Cómo se vive, puertas adentro de una familia, cuando una se vuelve híper popular?

   

I: Mirá, lo vivimos bien, pero yo tenía que cuidar a la hermana. A Gaby le gusta todo el detrás de cámara: se recibió en Producción y tiene perfil bajo. Pero en algún momento vi que sufría el hecho de que reconocieran a la hermana por la calle. Como mamá siempre quise que ninguna sufra.

   

L: En casa, cuando llegaba, nunca nos poníamos a hablar de Tinelli. Mis padres siempre cuidaron de que no se me volaran los patos ni que me creara un mundo de fantasía. Me bajaron a la realidad, inculcándome valores preciosos. Lo veo en el Bailando cuando se ponen agresivas conmigo. Podría ser difícil no quebrarse o mantener la compostura, pero la educación que me dieron hace que ante un insulto yo conteste con respeto. Ahí se nota cómo te crían.

     

–¿Tenían muchas charlas de madre e hija?

   

I: Más que nada era darles el ejemplo. Les inculqué que debían cumplir con las obligaciones. Obvio que charlábamos de la vida. 

     

–¿Le hablabas de sexualidad, por ejemplo?

   

L: (Ríe) Me acuerdo cuando mamá me contó cómo se hacen los hijos y eso, lo que me daba impresión era que los dos estaban desnudos. Le preguntaba: "¿Desnudos completamente…?". No lo podía creer, jaja.

   

I: En la escuela le habían enseñado los órganos reproductores. Era chiquita. Llegó a casa y me dijo: "Mamá, hoy me enseñaron que las nenas tenemos vagina y los nenes tienen pena". Yo me reí. Aunque ella no me entendió, le respondí: "Sí, nena, la verdad que algunos dan pena" (risas). No me olvido más de eso.

   

L: Y, sí, mamá. Algunos dan pena, jaja.

   

I: Volviendo a lo anterior, a veces escucho decir que hay que ser amiga de los hijos. Esa frase no me va. Yo soy la madre. Quizás con una amiga hable cosas que conmigo no. Pero la contención siempre va a estar. Por las únicas personas que daría la vida es por mis hijas. Ni por tu mejor pareja, ni por tu marido, que hoy está y mañana no sabés. No tengo dudas. Es el único amor eterno.

     

–¿A qué edad llegó el primer novio de Laura?

   

I: ¿A los 16? Era un chico de Tablada, que conoció en un cumpleaños de 15. 

   

L: La primera vez que me acompañó hasta casa –como me habían pedido mis papás–, yo no tenía las llaves, así que mamá salió a abrirme. Yo me creía mil, me hacía la canchera, y delante de él me empezó a tratar como a una nena. "Hola, bichita", me decía… ¡Me enterró, jaja!

     

–¿Y cuando los novios empezaron a ser famosos, te enterabas por ella o por los medios?

   

I: Laura me cuenta primero.

   

L: Es que no se metía. Una sola vez me dijo algo, y no era famoso: "No me gusta ese chico". Y tenía razón. Siempre me dejaron vivir mis propias experiencias. 

   

I: Si la veo feliz, está todo bien. 

   

–Hoy, Inés, te tenés que ver en el Bailando con uno de ellos, Fede Hoppe. ¿Cómo te llevás?

   

I: La relación es de lo más cordial. Yo sé que Laura lo quiso mucho. Fue la primera vez que la vi realmente enamorada. El es muy buena persona.

       

–Y del otro Fede, Bal, ¿cómo te cayó lo que se dijo de él en el verano?

   

I: Para mí fue un chico excelente. Es más rebelde, tiene otro estilo de vida. Pero a Laura le hizo bien. Al ser más de su edad, vivió cosas que con Hoppe no… Se reían mucho.

     

–¿Y con Nico Cabré (38), ahora, dijiste "viene el lobo feroz"?

   

I: No me lo esperaba, jaja. Yo la veo bien a Laura, se siente muy a gusto. Está feliz y eso me da tranquilidad. Aunque la primera vez que se vieron fue hace un montón.

 
 

–¿Cuánto es "un montón"?

 

I: Años. Cuando existían los videoclubes, en Mataderos, ella y el papá bajaron del auto para alquilar una película. Yo me quedé. De repente estacionó él y entró. ¡En ese momento no había celulares para avisarles!

   

L: Era como el famoso del barrio. Yo lo vi y mi papá me dijo: "No mires. No hay que incomodar a los famosos. Ellos tienen derecho a tener una vida", jaja… Y yo seguí mirando una película. Me dio como vergüenza… Tenía diez años, así que él tendría 20 o 21.

       

–Una historia casi como la de Lali y Mariano Martínez.

 

L: Jaja. Se lo conté y se reía. Charlando, nos dimos cuenta de que también íbamos al mismo club, al Ateneo, jaja. 

       

–¿No te dio miedo que pasara como con muchas novias de Cabré, que de pronto dejan de atender a la prensa, no hablan…? 

   

L: No estaría siendo el caso, jaja.

       

–Igual, leí que estaban en crisis a raíz de que David Bisbal te mandó un mensaje y se puso celoso, porque alguna vez habías dicho que lo querías como "permitido".

   

L: Nada que ver. Con Bisbal publiqué la foto del día que bailé con mamá y me puso "like". Eso fue todo. Cuando leímos lo de la crisis con Nico nos reíamos. La verdad, cuando empecé a trabajar en Radio Vale pedí entrevistar a Bisbal y a Chayanne. Hablé como tres veces con él en el programa y fue buenísimo, pero nada más.

   

I: Te falta tener a Chayanne en vivo. Ese día voy yo.

       

–¿Ese es el "permitido" tuyo, Inés?

   

I: De toda la vida, jaja.

   

L: Y Gustavo Bermúdez. Se muere si Tinelli lo lleva a la tele.

       

–¿Qué les parece el concepto de poliamor?

   

L: Yo lo aplaudo de afuera. Ni a palos me lo bancaría. Ya bastante que salgo con Nico, que es actor, galán, y su trabajo es chaparse actrices, jaja. Creo que Nico tampoco aceptaría una cosa así.

       

–¿No es celoso entonces, ni te sigue en las redes?

   

L: El no tiene redes sociales, pero está informado de todo. A mí me gusta que sepa de mí, y yo sé todo de él de su boca. Yo pensaba si podría volver a confiar en alguien, y la verdad es que estamos construyendo algo lindo. A mí Nico me da mucha paz, seguridad.

         

–¿Te gustaría ser abuela, Inés?

   

I: En algún momento sí. Pero no les pido que sean madres jóvenes. Que primero acomoden bien sus vidas.

         

–¿Cómo viviste la etapa del divorcio de tus padres, Laura?

   

L: Fue muy triste. Los veía mal a los dos. Pero fue también de mucho crecimiento y unión con mi hermana, con la que me llevo cinco años. En ese momento no era tan común una separación; yo tenía 11 años. Nunca me gustó hablar mucho de eso. Me marcó.

         

–¿Fue un divorcio tranquilo, donde sentaron a sus hijas para explicarles?

   

I: No fue muy civilizado que digamos… Me llevó muchos años salir de la depresión que me produjo. Y fue inesperado. O quizás yo no lo quería ver. La desilusión fue un golpe, porque apostaba a la familia. Me desmoronó totalmente. A nivel personal yo había salido del sistema laboral, por ejemplo. En ese tiempo me recosté mucho en mis hijas. Recién superé un poco la depresión cuando volví a trabajar.

       

–¿Hay algún novio hoy?

   

I: Ahora no… Y no hubo muchos. No prosperó ninguna relación.

     

L: Hoy la veo bárbaro. ¡Hasta ha ido a bailar!

         

–A propósito, ¿la persuadiste vos de entrar al Bailando?

   

L: Cuando salió la noticia, el año pasado, pensé que era un chiste. Este año la llamaron y le dije: "No lo vas a hacer, ¿verdad?". Me aseguró que no. Hasta que un día salía de Sugar y tenía una llamada perdida de ella. La llamé y me anunció: "Lau, me vas a matar. ¡Me convencieron!".

       

–¿Fue Fede Hoppe?

   

L: ¡Fue hasta la casa! Cuando me lo dijo, lo llamé enardecida. Le dije de todo, que se había aprovechado porque conocía la dirección. Estaba enojadísima… Pero cuando la vi bailar por primera vez, me metí todas las palabras en el bolsillo. ¡Lucía feliz, como hacía muchos años no la veía!

   

I: Sí. Aparte, yo siempre fui muy tímida, desde adolescente. No iba a bailar, por ejemplo. Me daba vergüenza, porque no sabía. Me retraía. Después de muchos años, me doy cuenta de que era un error, que me boicoteaba. A esta edad me acepto como soy, con mis defectos.

         

–Pero hay un lado B: los ataques, las cosas pesadas que le dijeron a tu hija, como que le metía los cuernos a Hoppe. ¿Eso te hizo repensar la decisión?

   

I: No, para nada. Estoy al costado. Salí a hablar porque no aguanto que la agredan. Aparte, yo sé cuál es la verdad. Fue todo muy subido de tono. No está bueno, más allá de que sea un show. La gente ya no quiere esas agresiones.

             

–Lo que traspasó la pantalla fue ver a un grupo de mujeres peleando: ustedes dos, Pampita, Lourdes Sánchez, Flor Peña, Soledad Fandiño, Mica Viciconte y Flor Marcasoli. Sororidad cero.

   

L: Por eso. Me han dicho de todo y no voy a contestar con faltas de respeto. Me daría vergüenza bajar a ese nivel. Y hoy, que las mujeres se hacen escuchar y se levanta la bandera del feminismo, me parece que no va. Me pueden hablar de baile, pero que se metan con mi familia o con mi novio no tiene nada que ver.

           

–¿Contestarías si la agredida fuera tu mamá?

   

L: Si llegan a zarparse con ella, la agarro de un brazo, la subo a un taxi y nos vamos. No hay lugar para que tolere una falta de respeto con mamá. Ahí no transo.

           

–¿En algún momento lo vas a llevar a Cabré al piso?

 

–No creo. El lo ve en casa… Y opina lo mismo que mamá. No está de acuerdo con esas formas. Cuando llego me da un abrazo, me contiene y me hace bien. Estamos viviendo algo muy lindo.

              ¿Sabés qué opina la mamá de Laurita Fernández del jurado del Bailando? Mirá qué dijo de Lourdes Sánchez

Es el año más picante del Bailando, sin dudas. Y una de las incorporaciones que más llamó la atención es Inés Stork, la mamá de Laurita Fernández. En una nota junto a su hija, se animó a opinar sobre cada miembro del jurado y el BAR. Esto es lo que dijo:

Ángel de Brito: Sabe buscarle la vuelta al show para poner la nota justa. Quizás no entienda mucho de baile, pero crea los climas que después se viven toda la semana.

Laurita: Debe ser difícil para ella puntuarme, aunque sabe mucho de danza. Pero ahora que tiene lavarropas no puedo extorsionarla con que no le lavo la ropa, jaja.

Flor Peña: Me encanta. Da sus devoluciones con humor. Siempre tiene algo para decir, y lo dice con gracia, no desde la agresión.

 

Marcelo Polino: Es el emblema del jurado. Me parece una excelente persona y es gracioso hasta cuando califica con un menos uno.

Nacha Guevara: Sé que sabe mucho. Tiene años en el espectáculo, trayectoria, y ve cosas que otros no. Tiene altura para hablar.

Pampita: Creció. El año pasado no me cerraba demasiado. Ahora la veo mejor parada. El cero que le puso a Lourdes lo disfrutamos todos. Estuvo tan inmutable… La aplaudo.

Mariela Anchipi: La verdad es que no le encuentro la vuelta en el BAR. De los tres, creo que es quien más sabe. A mi parecer, debería ocupar el sitio del medio.

Jorgito Moliniers: Le da la cuota de humor al BAR: sus idas y vueltas con Marcelo son desopilantes.

Lourdes Sánchez: Sabe de danza. Es hermoso verla bailar, pero le tiene envidia a Laura. Sin dudas quisiera estar en la silla de mi hija, en el mostrador de enfrente.

Por Hugo Martin. Fotos: Christian Beliera, La Flia y álbum personal.

 

Por Hugo Martin. Fotos: Christian Beliera, La Flia y álbum personal.

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