Luciana Salazar habló del vínculo de Martín Redrado con su hija: “No sé si la quiere o no”. NOTA CARAS

No titubea al decir que hoy es más tapa por su hija Matilda de 10 meses que por ella misma. Luciana Salazar no le escapa a la polémica y admite que vive su maternidad como una suerte de reality show porque, según ella, en tiempos de redes sociales hasta los no famosos exponen sus vidas en ese universo público.

Acostumbrada al ataque los haters —esos odiadores seriales que abundan en la web—, la conductora del ciclo de espectáculos de NET TV, “Chismoses”, detalla que el 80% de los comentarios hacia ella son halagos y que sólo el resto son agravios. A pesar de que ya no le “entra ninguna bala”, asegura que la única crítica que le molesta es que le traten de “frívola” o “superficial”.

Al hablar con CARAS de su rol de madre, “Luli” se muestra más conservadora de lo que se podría creer y dispara: “Si a los 15 años me pide de operarse las lolas, no la dejo”. La actriz asegura que sólo se operó el busto, que no tiene celulitis ni se pesa y que no se castiga por sus defectos. ¿Si los tiene? Uno: las orejas.

En el plano sentimental, la blonda no descarta iniciarle una demanda a Martín Redrado. Más allá de la última pelea que tuvieron cuando ella descubrió que él había congelado un vaso con su nombre y su fecha de nacimiento como una brujería para “bloquearla” amorosamente, “Luli” estaría evaluando acciones legales por haberse sentido damnificada. Dispuesta a dar vuelta la página, durante la entrevista confirma el rumor que la une al multimillonario estadounidense y amigo de Donald Trump, Gill Dezer, y responde si estaría dispuesta a dejarlo todo por amor.

—¿Es cierto que sale con un multimillonario estadounidense, Gill Dezer?

—(Risas) Me estás poniendo en un compromiso… hay diálogo, y lo dejo ahí. No me quiero explayar más.

—¿Tuvo una cita con él? —No estoy de novia, pero si el día de mañana pasa, es otra historia. Me pareció una persona divina, pero hoy trato de mantener esa privacidad como cuando arranqué. Traté de mantener mi intimidad bajo llave porque nunca se sabía mucho de mí. Con Redrado fue difícil mantener la reserva y luego fuimos pareja. A veces con alguien de afuera es más fácil esconderse. Estoy preparada para conocer un hombre que me desvele y me vuelva loca de amor, pero no sé quién será.

—¿Tiene muchos candidatos? —Hay mucha gente que me escribe y no conozco. Yo no soy muy salidora y no voy de evento en evento. Soy muy selectiva y manejo un círculo muy cerrado. Si conozco a alguien es porque me lo presentan.

—¿Cómo conoce a los hombres? —Porque alguien me lo presenta. No conozco hombres en un boliche. Las personas que conozco llegan de parte de alguien.

—¿Qué requisitos tiene que tener un hombre para que le de una oportunidad? —A esta altura, una se pone más exigente. No puedo conocer a cualquiera. Tiene que ser alguien que ya sepa mis gustos para no arrancar de cero.

—¿La llegada de Matilda reemplazó su deseo por los hombres? —En ese sentido, toda la vida disfruté del estar enamorada o enganchada con alguien, además de mi intimidad. Eso no lo cambió la llegada de Matilda, pero hoy mis prioridades son diferentes. Los tiempos me los hago y tengo a mi mamá que me ayuda.

—¿Le puso la vara más alta a los hombres desde la llegada de su hija? —No es la vara más alta, pero quiero estar segura de la persona para presentarle a mi familia directa.

—En su vida adulta, ¿alguna vez salió con alguien que no fuera millonario? —Convengamos que cuando me hice conocida los hombres que se me acercan son poderosos, por el círculo en el que me manejo. La mayoría son empresarios y gente del Medio.

—¿Se enamoraría de un futbolista? —Salí con dos que no voy a nombrar, pero no es mi rubro preferido. Me cuesta estar con un deportista, no es mi target. No dejaría todo por un hombre, tendría que estar muy enamorada. El deportista también es muy individualista. No me enamoré de deportistas, pero no le cierro la puerta a nada.

—¿Ni a una mujer? —Hoy sí le cerraría la puerta, pero no tengo la bola de cristal, así que no puedo ser concluyente. Me conozco bastante y dudo que me pase algo que haga que me guste la mujer, pero uno nunca sabe. Me gusta tanto el hombre que lo veo casi como un imposible.

—¿Recibió alguna propuesta de una mujer? —Me han dicho cada cosa… me acuerdo de una mujer que me dijo en un boliche que con la que única persona que se iría del lugar sería conmigo (risas). El otro día estuve en un evento y una mujer me agarraba y me apretaba, estaba demasiado melosa. Me pasó con mujeres conocidas y hasta me peleé con una porque me tocaba en público y a mí no me gustaba.

—¿Aceptaría a una mujer dentro de su pareja? —No, en una pareja no hay lugar para tres, de ninguno de los dos lados. Ahora, con una persona común que me propone un trío, preferiría un hombre. Lo más cerca que estuve de eso fue cuando salí con dos hermanos brasileros pero no en simultáneo.

—¿La frustra no encontrar el amor de pareja? —No me desespera.

—¿El amor de Matilda reemplazó el amor por un hombre? —Son amores diferentes. Una cosa es tu vida sentimental con otra personas y otra tu hija, que es un sentimiento distinto.

—¿Le gustaría que su hija fuera tapa de revista? —¡Ya fue tapa de revista! (Risas) Hoy ella es más demandada que yo, las tapas me las piden con ella. De adulta quiero que sea feliz. Si yo lo hago, es porque no me genera ningún daño. No la voy a exponer a que lo haga.

—¿Y si fuera una “lolita”? —Si mi hija está de acuerdo y quiere hacerlo y le divierte, y a mi me parece correcto, no tengo ningún problema.

—¿Piensa nacionalizarla argentina? —Si la nacionalizo, perdería la ciudadanía estadounidense. Ya es argentina porque su mamá es argentina y tiene toda la posibilidad de recibir el amor y el cariño de este país, pero tiene otra posibilidad en otro país, por si quiere irse a estudiar o trabajar afuera que, no siendo americana, se le haría mucho más difícil. Tiene su DNI como residente en Argentina.

—Suponiendo que Matilda esté a punto de cumplir 15 años y le pide operarse las lolas, ¿que haría? —Me estás poniendo en una situación muy complicada. Me parece muy chiquita y quizá se pueda arrepentir, me gustaría que estuviera más madura. Hay cosas que tienen que tener mi aprobación. Por lo menos hasta los 18 años, yo decidiré. No dejaría que se someta de tan chica a algo de lo que podría arrepentirse.

—¿Se arrepiente de haberse operado? —Al principio, cuando me operé las lolas, tenía mucho y me reduje de a poco. Ahora me siento un poco más acorde con el tamaño.

—¿Qué cirugías se hizo? —No quiero entrar en esa de vuelta, porque después me terminan criticando. Dicen que me hice la cola y no es así. La gente siempre termina creyendo lo que quiere.

—¿Usa el photoshop en sus posteos? —En las fotos no me reduzco la cintura ni me retoco o me plancho la cara, sólo cambio el filtro para darle más luminosidad a la foto.

—¿Qué ve cuando está sin taco aguja y desnuda frente al espejo? —Lo mismo, me veo igual.

—¿Se encuentra defectos? —Todos nos encontramos defectos, pero no me castigo por eso. Quizá me castigo más por lo que digo más que por cómo me veo. Físicamente, no estoy todo el tiempo pegándome. Sí entreno, porque con las comidas soy un desastre. Sólo me queda entrenar. Me acompaña la genética y somos bastante flacos. Mi mamá no tiene celulitis ni estrías, a pesar de haber tenido cuatro hijas.

—¿Tiene celulitis? —No tengo celulitis ni estrías, porque entreno. A simple vista, no se ve.

—¿Qué parte de su cuerpo no le gusta? —No me gustan mis orejas, desde chica. Tengo un color en la piel demasiado blanco y a veces se me notan todas las venas, por eso me suelo hacer el “sopleteado”. Tengo los ojos muy achinados y me gustaría tenerlos muy abiertos. Pero no me castigo porque me mantengo con la gimnasia.

—¿Por qué está tan pendiente de su físico? —No lo hago por la mirada del otro, siempre fui así. Me gusta verme sexy y lo llevo desde pequeña, eso de gustarme a mí misma. Lo primero que hago frente al espejo es hacer una pose sexy y no encontrar el defecto. Busco en el espejo a una Luli sexy.

—¿Tiene miedo de que Matilda sea muy dependiente de la imagen? —La voy a educar de una forma para que se sienta cómoda con lo que ella quiera. Tal vez salga desprejuiciada o como su mamá, coqueta y que le guste estar impecable.

—Se la vinculó a un grupo de famosos que exhiben a sus hijos porque otorga rating, ¿qué busca al posar con Matilda? —Ella comparte conmigo cosas que yo hago. Mi vida es pública. En Estados Unidos, la familia de los famosos está expuesta, más aún con las redes sociales. Hoy tienen más rating las redes que la televisión. Entonces si lo hacés en las redes, es lo mismo que hacerlo en los medios tradicionales. No critico al que no lo quiere mostrar como tampoco al que quiere hacerlo. Mientras sea bebé no me parece que uno le esté haciendo un daño. En algún punto a uno le gusta compartir su felicidad con el público.

—¿Siente que vive en un reality show permanente? —El otro día la escuché decir a Moria (Casán) algo muy interesante, que hoy todos estamos dentro de un reality desde que existen las redes sociales, aún la gente que no es famosa. Los famosos quizá estamos sobreexpuestos porque levantan lo que uno hace en todos los medios. Si me das elegir, prefiero volver a la época donde no existían las redes sociales. Si bien el 80% de mis seguidores me dice cosas lindas, hay otro tanto que es envidiosa, los haters, que crean cuentas de resentimiento y bronca para agredirte.

—¿Qué cree el público de usted que no se condice con su persona? —Que dicen que soy frívola, fría, y soy cero eso. No me molesta a esta altura de mi vida. Si sigo en pie es porque me las banqué todas. Veo mucho odio y envidia en mucha gente, yo no me meto con nadie y no agredo a nadie.

—¿Es obsesiva? —Prefiero definirme como puntillosa, porque obsesiva tiene una connotación negativa.

—¿Tuvo que cambiar desde la llegada de Matilda? —Me relajé con algunas cosas. Cuando la dejo con mi mamá, le lleno la cabeza y la vuelvo loca. Estoy muy atrás de ella pero no me genera un drama. La cambio, le limpio el “popó” y el vómito, hago de todo.

—¿Hace colecho? —No hago colecho, salvo alguna vez que se rompió la calefacción en la casa, pero a partir de los seis meses duerme en su cuarto. Ella, a la mañana, si todavía no me levanté, juega solita y cada vez que la voy a buscar a la cuna, me ve y se desespera. Con el tema comidas, mi mamá me cocina y le guardo las comidas en el freezer, eso me simplifica mucho porque no sé cocinar.

—¿Y cómo organiza sus comidas? —Soy un poco desprolija. Me gustan mucho los dulces. Puedo comer tortas, un alfajor, sin infusiones porque no me gusta el café, el té o el mate, entonces lo reemplazo con jugo de naranja o yogurth. Almuerzo una ensalada con fideos, un omelette o pastas. Como cuando puedo, no tengo horarios. A la tarde, como algo dulce, no tengo una rutina de comida. La cena para mí es fundamental porque durante el día no me gusta llenarme porque me agarra sueño. Me conviene comer de noche así duermo bastante. Ayer salí a cenar y comí una provoleta, unas pechugas con papas fritas y helado de postre. No me privo de nada.

—¿Se pesa? —Hace mucho que no me peso. Siempre me veo igual de cuerpo.

—¿Cómo se siente ahora que desde su rol de conductora de “Chismoses” por NET TV se ocupa de hablar de la vida de los otros?

—Me siento bien porque en el rol de conductora una no se mete mucho en el barro sino que dirige el programa. El barro queda para los panelistas porque se ponen a opinar, a debatir, eso me saca el peso de meterme a fondo. Estoy contenta porque me dieron una linda oportunidad, era algo que quería hacer y para lo que me venía preparando. Se vive un muy buen clima. Se me pasan volando las dos horas. Está bueno y hay que ganar horas de vuelo en esta profesión, es un paso importante.

—En una reciente entrevista con Carolina “Pampita” Ardohain en “Pampita Intima” (NET TV), contó que en su último show en la Argentina, Luis Miguel la invitó a cenar, ¿por qué no fue? —Alguien que le estaba organizando una cena me llamó para ver si podía ir, pero yo estaba de novia y no me parecía correcto.

—Si los dos estuvieran solteros, ¿aceptaría verlo? —Si los dos estuvieramos solteros, no lo pensé. Como amigos, sí.

—¿Le gusta como hombre? —Es una persona interesante desde la admiración como artista. Para responderte eso tendría que conocerlo en profundidad.

—¿Vio la serie de Luis Miguel? —Sí, vi la serie y me encantó.

—Recientemente vino Diego Boneta, el actor que lo interpreta en la serie, ¿le gusta? —Parece un chico divino pero no sé si es mi gusto. Además, está de novio. Aunque si estuviera soltero, tomar algo no se le niega a nadie…

—En la última semana se habló de un supuesto romance que habría tenido con Lionel Messi en 2009, ¿salió con el futbolista? —No voy a hablar de eso. Una vez lo conocí en persona pero no quiero contar detalles.

—¿Se volvió a ver con Martín Redrado? —Sí, tres veces: en su oficina, en su casa y en mi casa de Nordelta. En su oficina, volvió a intentar besarme. El sentimiento no se va de un día al otro. El me dijo que seguía sintiendo cosas por mí.

—Después de las discordias de este último tiempo, ¿lo dejó ver a Matilda? —No. Nunca entendí bien la relación de Matilda con él, no sé si la quiere o no porque no estuvo en su nacimiento.

—Pero participó activamente en el proceso e incluso la ayudó económicamente para llevar adelante la subrogación… —Sí, él estuvo en ese tema presente, pero hay muchas cosas privadas que no puedo contar.

—¿Redrado se siente padre de Matilda? —No sé, eso es algo que habría que preguntarle a él.

—¿Tiene que ver con la mensualidad que él le paga? (NdR: Vanesa Wasinger, ex del hijo de Martín Redrado, Tomás, dijo que el economista le pagaría cinco cifras en dólares) —Esas son cosas que él debería aclarar públicamente. Tengo entendido que la va a querellar.

—¿No le va a permitir verla? —Si no me pide perdón, nunca más en su vida va a ver a Matilda. Todo dependerá de él y de mis condiciones para que la pueda ver.

—¿Por qué cree está tan obsesionado con usted? —Siento que tuve un amor sano con él, una vez lo hablamos en terapia de pareja y el psicólogo me dio el aval. Cuando tengo esas reacciones intempestivas con él es porque rompe códigos, ni separada me respeta. Yo soy una mujer de códigos y lucho por eso. No hay un ex novio mío que te hable mal de mí. Tengo una excelente relación con la mayor parte de ellos. Hoy tengo una relación excelente con su ex Ivana (Pagés). Ella fue la única que me mandó un mensaje cuando nació mi hija. Soy una mujer con códigos y cuando los rompen conmigo yo tampoco los tengo. No me voy a quedar callada. Yo soy así, puedo ponerte en un altar, pero si me fallas, te hago la cruz.

—¿En algún momento pensó iniciar alguna acción legal con su abogada Ana Rosenfeld contra Martín Redrado? —Todavía no lo decidimos, analizaremos si yo me siento damnificada en algún punto.

—¿Está Matilda involucrada en ese reclamo? —No importa eso. Hoy somos las dos, ella depende de mí, así que en algún punto ella es parte.

—¿Redrado la indemnizó por la separación? —No, ni hablamos de eso, para nada. Tampoco me interesa remover cosas de mi pasado. Ya no es mi pareja y no tengo porqué cuidarlo.

—¿Cómo reaccionaría él si se entera que está con alguien? —El ya lo sabe, se lo conté. No estoy de novia, estoy conociendo a alguien y lo llevo oculto porque no estoy segura. Por un tiempo no quiero que mi vida privada esté en boca de todos y mucho menos después de todo lo que pasé. Quiero mantenerlo en reserva en algún punto porque toda mi vida fue así. Antes de Martín fui muy reservada con mi vida privada.

—Si se enamorara de alguien, ¿Dejaría todo por amor? —El hombre que me pida dejarlo todo sería un tirano. Si me piden que no trabaje más acá, puedo acceder, pero nunca relegaría mi perfil público. Eso no es amor. Eso es posesión, así que no lo aceptaría. Me iría a vivir afuera, depende de donde sea el destino. Estaría dispuesta a empezar una nueva vida. No soy enamoradiza, soy más bien complicada. No me preocupa seguir sola porque no estoy sola. El amor de un hombre me potenciaría.

Fuente: por Diego Esteves- Revista CARAS (Producción Sol Miranda) F. De Bártolo/Perfil Maria Barrenechea Foto (@mariabarrenecheafoto)

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