Paula Chaves y Pedro Alfonso le pusieron fin al colecho: «Volvimos a ser dos en la cama». NOTA GENTE

Después de ocho años juntos Paula Chaves (34) y Pedro Alfonso (39) dicen seguir siendo novios. Sus dos hijos Olivia (5) y Baltazar (2) son los que marcan la agenda de sus vidas y su prioridad, pero ellos se las ingenian muy bien para tener carreras exitosas de la mano de proyectos que les permitan disfrutar de la familia ¡y de la pareja!

–¿Encontraron el sistema para trabajar un año cada uno? ¿Quién resulta más hábil al comando del hogar?

Pedro: Desde que terminé La isla encantada (Carlos Paz, 2017/18) tuve necesidad de quedarme en casa, y le agradezco a Pau por eso. No tengo su obsesión por hacer algo todo el tiempo. Por ahí se le da por barrer y lavar un domingo a la tarde, por ejemplo. E intenté cocinar un poco… (risas). No me sale (dice este confeso "experto en pizzas congeladas") pero quiero aprender. Porque Paula tampoco es Doña Petrona, eh. Somos un buen complemento… Paula: No sé si lo nuestro es un sistema, pero hemos acordado que si uno está a full, el otro trata de aflojar, para quedarse un poco más con los chicos. Somos bendecidos al poder desayunar, almorzar y merendar en el jardín con nuestros hijos. Es casi un lema para nosotros: jamás habrá proyecto que no nos permita reservar energía para dedicarle a la familia. Y sobre su desempeño, Pepe está mucho más ordenado. Más prolijo. Todavía tiene ese temita de dejar la toalla mojada en el piso o la ropa sucia tirada al lado del tacho… Pedro: Si está ahí es porque aún está en la categoría "duda de seguir usándola". Paula: ¡Me la hace oler para que yo decida! Pero el resto de las tareas es totalmente compartido. Nos ayudamos para limpiar, lavar platos o hacer compras. Aquí somos dos los amos de casa. Cuando uno flaquea, el otro agita.

–Fin del colecho: ¿se siente el nido vacío? ¿Qué TOCs de alcoba van asomando?

Pedro: Desde que Oli se fue, en la cama hay un hueco que nos angustia… No sé, Pau: ¿ponemos un mueble? Paula: ¡Creíamos que nunca pasaría! La ley del colecho dice que los chicos que tienen la seguridad de dormir con sus padres se van solos. De un día para otro, Oli agarró su osito y se fue a su cuarto. A Balta siempre le gustó dormir en su cuna: ¡amasa la sábana fría feliz! Yo estoy fascinada de dormir sola con mi marido…¡porque los tengo en el cuarto de al lado! (risas) Todavía siento la necesidad de la cría cerca, de hecho me fascina pasarme a la cama de Balta (risas). Hace poco la encontré a Oli durmiendo en el piso como borracha, así que cada tanto espío…Si no es que mi hija me llama a las tres de la mañana para que la duerma con masajitos en los pies, como lo hice desde que nació. ¡Pero dormimos seis horas de corrido! Ahora me levanto a limpiar todo con una energía irreconocible… Pedro:…Y sobre las manías, Paula pasó de acariciarme los pezones compulsivamente hasta irritarlos (como "una Dj del pezón"), a la necesidad de rosarnos los piecitos… Paula: …ya me pegó el del volumen de la tele, que siempre debe quedar en par. Y está obsesionado con desarmar la cama antes de dormir: tiene que tener la sábana suelta para asomar los pies. Fuera del cuarto, hay miles más. Después del GTA llegó el PSE2019 (Videojuego Pro Evolution Soccer), al que Pedro juega sobre la mesa ratona. A lo ya sabido, que no cambia un pañel porque es fóbico a la caca de bebe, ni una lamparita, porque dice "el mantenimiento en mi gran fracaso", se suma una nueva, ¡no cierra las alacenas! (risas) Pedro: ¿Contamos los de la experta en nutrición? Paula: (risas) Estoy obsesionada con la alimentación. Dejé de lado los envases plásticos, por los de vidrio o madera (como así también "abrigar a mis hijos hasta la asfixia", aunque sí los deja "andar en patas" porque "así regulan su propia temperatura"). Compro pollo y carne en una carnicería orgánica de Belgrano y el pan y las verduras en otra tienda orgánica de San Isidro. Solo piso el supermercado para los productos de limpieza. Leí tanto sobre alimentación que cuando leo las etiquetas de todo lo que consumimos, me da un ataque. ¡Aprendamos a leer las etiquetas! Después tenemos hábitos muy firmes a nivel familiar, por ejemplo, en casa no se come con el televisor encendido.

-¿El último gran plan hot? Pedro: Seguimos tan de novios que no hay chance de aburrirnos, pero algún que otro momento encontramos. Como por ejemplo el otro día, salimos de una reunión a las siete de la tarde y en vez de volver a casa…¡Fuimos a cenar! (dice con gracia de gran hazaña). Paula: …¡parecíamos yanquis cenando con luz de sol! (risas) Realmente lo pasamos muy bien en casa y acostándonos temprano. Cuando invitamos a nuestros amigos, le decimos "cáiganse tipo ocho". Y nos ponen cara… ¡Pero a las diez nos parece de madrugada! ¿Qué hacemos esperando hasta esa hora? Pedro: …bueno, hace poco bolicheamos. Fuimos a cenar por separado y nos encontramos en Tequila. Paula: Si, medio papelón. ¡En un momento nos prendieron las luces y nos echaron! (risas) Nos habíamos copado bailando lentos en el medio de la pista. Cuando sentimos que la pareja de desdibuja elegimos pensar que este es solo un rato en nuestras vidas: ya tendremos cincuenta y nos iremos por el mundo. Así es nuestro modo: sin niñera a los que derivar a los chicos cuando necesitamos, apegados a ellos, priorizándolos siempre. No somos románticos, pero cuando sé 

Qué costó más: convencer a Paula Chaves (34) de volver al teatro (en Locos por Luisa) o a Pedro Alfonso (39) de participar en esta producción?

Pedro: ¡Claramente a Pedro! "Fobia" es demasiado… Ponele timidez extrema. Nunca me sentí cómodo haciendo fotos. Padecía algo similar en el Bailando (ShowMatch, eltrece). Me daba más vergüenza hacer la pasada de piso de la coreografía –donde no hay más de quince personas– que bailar frente a las cámaras. Pero hacer fotos con Pau me divierte… Bah, en realidad, como hacer cualquier cosa con ella. Te pone mil caras y poses raras por segundo. Si yo escucho un "¡bien Pedro!" me quedo en esa posición para el resto del shooting. Finalmente lo disfruto, sobre todo si se trata de GENTE, una revista a la que le estoy muy agradecido, por la compañía y el respeto de siempre.

Paula: Yo le propuse a Pepe volver a trabajar juntos. Estábamos almorzando y, así muy casual, le pregunte: "Che, ¿qué onda el teatro este año?". Me conoce tanto que levantó la mirada y me dijo: "¿Por qué? ¿Te interesa?" (risas). Y me embaló con sus ganas. Todos los años me invitaba. Pero yo sentía que debía quedarme con mis hijos. Era redondo: lo acompañábamos a él y los tenía 24×7. Esta vez, sin programa diario, tuve tiempo y ganas de probar este regreso. Y ver a Oli (5) y a Balta (2) tan fanáticos del teatro, tan adaptados a esta vida, hace más fácil cualquier decisión. En casa, de 18:30 a 20 se baila. Ponemos música y nos movemos los cuatro como locos. Oli hace dos pasos y hasta se agacha para saludar al imaginario público. Está convencida de que este año actuará con nosotros. Hace poco le regalé un vestido de lentejuelas rosas y ya me dijo que va a colgarlo en el camarín al lado del mío, para usarlo en el saludo final. Naturalizaron este juego y ése es un gran plus para mí.

–¿Quién negocia mejor un contrato?

Pedro: A mí me pone muy nervioso hablar de plata. Paula la tiene más clara en ese sentido: me ayuda a saber qué pedir contractualmente, como yo a ella a elegir artísticamente. Ella me eleva, me obliga a creérmela. Pero a mí me gusta ir así, lento, sin retuitear elogios, porque quiero seguir en este camino. Paula: ¡Yo, obvio! A Pedro le baja la presión. Soy su coach, su fan, su reidora y su manager, como la Wanda lo es de Icardi (risas). Administro bien, estoy atenta a su contabilidad, reviso sus contratos, y muchas veces le cierro caché (como el de la película Cantantes en guerra). Además de organizarle la agenda, claro. Todo comenzó por una manía de mi marido: como nunca responde el WhatsApp, todos me escriben a mí. Pero finalmente todo proyecto, de uno o de otro, se charla y consensúa en casa.

–¿Cuáles son los divismos que constan en las cláusulas?

Pedro: Antes de salir a jugar al fútbol tardo demasiado eligiendo la camiseta, el pantaloncito, el buzo… ¡Ahí me siento un divo! (risas). Después, en mi camarín me gusta sentirme anfitrión, que sea el camarín del pueblo: si hay partido, por ejemplo, quiero la tele bien grande, para que vengan todos a verlo. Paula: ¡A Pedro no puede faltarle el fernet! Yo lo único que pido es un camarín con baño privado, porque soy muy asquerosita con eso. Además, quiero tener la posibilidad de ambientarlo como me gusta: muchas velas y perfumes.

–Pedro creando: manías y otras infumabilidades.

Pedro: Entro en una dimensión paralela, como cuando inventamos juegos con mis hijos. Hace poco hicimos una refacción en la galería y le pedí a Pau que no tirase caños ni maderas: soy muy cartonero. Pasamos horas haciendo construcciones, pistas, casitas, o jugando con un trencito de madera que les compré. Todo el tiempo les inculco esa magia de crear. En casa se restringe el uso del celular y el i-Pad. Evitamos que los chicos se obsesionen con esas cosas. Paula: Cuando Pedro se pone creativo, lo perdemos. Se abstrae de la vida. Por ahí lo ves sentado mirando un punto fijo. Te dice: "Dejame, déjame… Estoy pensando". ¡Puede estar en una comida con cincuenta personas y no les habla! Hace anotaciones en papelitos sueltos con la letra chiquiiitita, como la de un nene de ocho años. De repente paso como topadora queriendo tirar todo y me grita: "¡No, no, no…! ¡Son los libretos!". Le regalé miles de cuadernos, pero sigue prefiriendo papelitos sueltos. Además de su problemita de atención, claro. Antes de que llegue a casa tengo que preparar un solo tópico para desarrollar, porque todo es cuestión de minutos.

Paula Chaves y Pedro Alfonso pusieron fecha para recibir a su tercer hijo

A punto de volve al teatro con Locos por Luisa en la temporada de Carlos Paz, Paula Chaves(34) y Pedro Alfonso (39) confiesan que su prioridad es la familia que formaron junto a sus hijos Olivia (5) y Baltazar (2).

En la última entrevista con revista GENTE, Paula aseguró: "Me gustaría volver a casarme entre el destete de Balta y mi tercer hijo". ¿La idea sigue en pie?

Pedro: ¡Me encantaría volver a casarme! Siempre estoy dispuesto a todo lo que derive en una buena fiesta. Pero lo de otro hijo… Paula: Yo me casaría cada cinco años. Y ya te digo que me gustaría tener hasta un cuarto hijo, Pepe. Es un bardo criarlos con presencia absoluta como elegimos, cuando calme este colpaso llamado Balta, que está terrible. No me imagino no estando embarazada ni dando la teta nunca más… No me resigno. Definitivamente, a fin de 2019 vamos a empezar a buscar el tercero.

¿Qué aprendieron del amor en ochos años de una trama seguida por más de diez millones de seguidores?

Pedro: ¡Tanto! Pero lo fundamental: aprendimos a discutir. A redimensionar los problemas y a tolerar mucho más. Paula: Soy caprichosa y temperamental. Y ante la mínima pelea era portazo y "¡quiero separarme!". Podíamos pasar cuatro días sin hablarnos, ni acordarnos por qué estábamos así. Pedro me enseñó a que las discusiones deben servir para construir. Como también me enseñó a vivir el "hoy y ahora". Somos apasionados por el trabajo, pero así como lo hace un oficinista, al entrar a casa volvemos a ser nosotros. La familia y los amigos nos ayudaron a no marearnos con los focos. Hemos visto a tanta gente perder el eje en este medio…. Y nosotros no creemos en la fama. No nos desmedimos con los éxitos ni nos deprimirnos con los fracasos. Todo el tiempo nos recordamos que la vida es eso que está esperando en casa.

 

Por redacción Gente. Fotos: Christian Beliera.

 

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