Humor: Ser mujer no es cosa fácil… ni siquiera para lo más elemental

Hay necesidades en el mundo que ambos sexos compartimos pero que en la ejecución de las mismas, no sé por qué me da la “sensación de que a nosotras nos sonaron en el reparto” “Ir al baño público” Hacer pis es una necesidad fisiológica que ataca tanto a hombres como a mujeres; cuando aparece el síntoma es el mismo. Ahora una cosa es en una casa y otra es cuando hay que ir hacer pichi en los “baños públicos” para nosotras es “casi una misión imposible”, toda una aventura parecida al “Camel Trafic” pero sin premio. Cada lady tiene sus secretos para sortear el famoso inodoro asquerosamente sucio e inusable y no morir en el intento o de una inflamación de vejiga. Cuando era niña, y mi mamá dejo de sostenerme para que hiciera mi necesidad en el pastito, comenzó a llevarme al “baño público de ocasión”. Por supuesto que como buena madre me explico y enseño ciertas reglas “ya que hay que cuidar esa zona” tan importante para las mujeres. La frase era “Nunca, nunca te sientes en un baño público”… No me la olvido más. A tal punto que comencé a ver al inodoro con miedo. Mi mamá dulcemente me enseñó “La posición correcta de apoyarte sin hacerlo sobre la tapa del mismo si es que la tenía (comodísimo)” y me mostró como balancearme sobre el inodoro de tal forma que lograra sentarme sin que mi cuerpo haga contacto con el asiento. ¿Quedo claro? A mi mucho no me convencía y más de una vez caí en el intento y me mojaba la bombacha, o no embocaba en el agujero... Como estoy hablando de años atrás era una época en la que aun existía el papel higiénico en estos baños. Lo que me llevo a incursionar (seguramente a todas nos paso lo mismo) en buscarle la vuelta, la maneras…. Entonces limpiaba el asiento del inodoro con papel higiénico y luego le ponía cuidadosamente tiras, y más de papel encima, para finalmente no sentarme pero sentirlo más alejado de mi. ¡Que astuta! Los años pasaron, deje de ser una niña mi cuerpo creció convirtiéndome en una mujer. Paralelamente los baños se achicaron, dejaron de tener tapa y el papel higiénico si te visto no me acuerdo. Resumiendo las cosas realmente se complicaron más aún. Todas seguramente pasamos por momentos en que tenemos que lograr hacer entrar nuestro cuerpo, junto al inodoro pegado a la puerta que no cierra bien, bajarnos los pantalones sin tener lugar y luego tratar de ponernos en la posición necesaria para poder hacer la agüita amarilla…. Situación por demás de incomoda y difícil de mantener. Obviamente que estoy salteando algunos consejos como, “ni se te ocurra ir al baño con la carterita… porque realmente hay que tener una muy buena dentadura y fuerza para poder sostenerla con los dientes. Ni hablar cuando una llega desesperada al santuario y se encuentra con una cola más larga que para pedir trabajo, en un espacio donde entra 5 personas hay mínimo 20, en esta espera es donde nos topamos con ejemplares humanos que nos hacen dudar sin entramos después de ellos. Entonces una ahí parada haciendo fuerza mientras las cuatro puertitas siguen cerradas y te preguntas por dentro _ ¿que carajo hacen que tardan tanto? y no nos queda otra que con calma nos dignemos a esperar pacientemente mientras sonreímos amablemente a las demás que también están discretamente cruzando las piernas. De pronto una puerta se abre y nos lanzamos casi empujando a la persona que va saliendo…una vez ahí nos damos cuenta de algunos detalles como que el pasador de la puerta no funciona; pero no importa...una la sostiene con la mano, luego vemos que no funciona la cadena por lo cual hay acumulado litros y litros de pis y algún que otro objeto flotando. Pero una dice no miro. Comienza el ritual y obviamente llevamos la carterita al baño y cuando queremos colgarla de algún gancho que tendría que haber en la puerta, no hay, así que si no hacemos la de los dientes, nos la colgamos del cuello mientras miramos como la carterita se balancea debajo de nosotros y sentimos que nos desnuca la correa, ya que el bolso lo tenemos lleno de porquerías. Pero al fin ahí estamos…. en 'la posición' descargando toda la vejiga; cuando de repente, nos suena el celular que está obviamente en el bolso. Nos gustaría sentarnos y atender pero no es imposible, entonces nos apuramos y ahí una que otra gota se escapa salpicándonos y nos mojamos las medias, un poco el pantalón, y las botas¡¡¡que seguramente se va a notar!!! Pero ya está. En ese instante por suerte el teléfono deja de sonar. Entonces queda menos de sufrimiento buscamos el inexistente rollo de papel higiénico, sacamos cualquier cosa de la cartera que nos sirva para salir del aprieto y listo ahora a vestirnos y en ese momento alguien empuja la puerta del baño y como el pasador no funciona y tenemos las manos ocupadas, recibimos un tremendo golpe en la cabeza. Por lo que nos lleva a un grito enfurecido de loca ¡¡OCUPADOOOO!!!!'.Mientras continuamos empujando la puerta con la mano libre. Finalmente salimos. Volvemos a donde esta nuestro hombre y este nos pregunta descaradamente nos pregunta_ ¿Por qué tardaste tanto?... estaba preocupado...hasta te llamé al celular por si te había pasado algo...y encima no me contestaste!!!!'. Acá es cuando lo miramos, pensamos lo fácil que es para ellos hacer pis, parados y en cualquier lugar, entonces la cólera se apodera de una y de una vez por todas lo mandamos a al carajo. Ahora si estábamos solas cuando logramos volver a la civilización el muchacho de nuestro interés ya se fue a otro lado. CONCLUSIÓN: La mujer tendría que tener 10 manos para ir a un baño público. O más simple aguantar y hacer en tu casa. María Coda

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