Osada transgresión, salida del placard o simple travesura mediática. Lo cierto, es que María Eugenia Ritó se dedicó a coleccionar piquitos tanto de las que son compañeritas suyas como las que no y como no podía ser de otra manera, flashes mediante. Pese a su recatado marido de traje y corbata, parece que la vedette se cansó de los hombres; o bien, le gusta agitar el avispero besando las boquitas pintadas de exuberantes amiguitas como en el caso de Josefina Pouso -la ex Piernas de Un mundo perfecto y actual Duro de Domar- y Gisela Bernal -la ex Bailando por un sueño y compañerita suya en La Revista de Buenos Aires-. La cosa arrancó en su cumpleaños. Algo habrá tenido la torta porque, desde aquella noche de "destape", la blonda participante del Bailando 2011 picoteó a la modelo ecuatoriana Paola Miranda y sorprendió a Mónica Farro al atacarla con un chuick que dejó perpleja a su colega charrúa. Ahora, le tocó chocar los labios de la panelista que hace unos días, en el espectáculo de Jey Mammon, confesó que "le tenía ganas" al impulsivo corchito de 1,60 mtrs. de altura. Después que ambas se toparan en un boliche donde se la presentaron como "la que te quería dar un beso", la Ritó le estampó flor de beso a la joven que asegura que Eugenia la encaró en Bariloche. La rubia está tan descontrolada que, el viernes -en la grabación del musical que se vio anteanoche en Sábado Show-, atacó face to face a la Bernal. Nacida bajo la luna de Géminis un 3 de junio de 1975, a la ex Maxim 2008 y portada Playboy en 2009 le encanta provocar. Después de cruzarse con medio mundo en la pista de Showmatch -uno de los últimos escandaletes fue con Claudia Ciardone, quien la reemplazó cuando se lesionó-, hoy "Euge" quiere probar otra cosa. Aseñorada señora en su casa y audaz petardo para las cámaras; por un lado, dice que piensa en ser madre y planea tomarse un año sabático con su esposo; y por otro, se dedica a repartir apasionados besos a diestra y siniestra con personalidades de su mismo género (problemas de personalidad ¿yo?). Sin duda, la despampanante chica tiene especial interés en jugar con fuego para alimentar las fantasías del macho argentino (cuidado con quemarse). Ambigüedad y curvas para el síncope, todo en un mismo envase. Lo bueno viene en frasco chico, dice el refrán (ojo que el veneno también).
